lunes, 12 de noviembre de 2007

Yadel, todo un enigma


TAIPEI.— Nunca olvidará Yadel Martí la noche del domingo 11 de noviembre, en el estadio Shinchuan. Estuvo a punto de entrar en el libro de récords de las Copas del Mundo, a punto de conseguir el sueño de todo lanzador: un juego perfecto, sin bases, sin errores de la defensa, nadie pisando la primera almohadilla. Despertó de su sueño cuando vio la línea del zurdo Lino Connel picar en territorio de nadie en el jardín derecho.

Yadel Martí estuvo a un out del juego perfecto.

Su fenomenal victoria 10-0 le dio a Cuba la clasificación en el grupo B en primer lugar y la condición de única invicta de esta XXXVII Copa.

¿Qué le tiró a Connell? ¿De cuáles lanzamientos dependió? Mejor será que el propio derecho capitalino nos lo cuente, todavía con el asombro en el rostro.

"Yo dependo de cuatro lanzamientos, la recta, la slider, la sinker y el split finger. Pero mi mejor lanzamiento, por así decirlo, fue el control. Todos los rompimientos me caían en zona de strike. ¿A qué le dio? A una slider que se me quedó un poquito adentro, el zurdo se enroscó y le dio bien. Sentí mucho ver la bola picar en el right, muy lejos de Urgellés, pero estoy satisfecho porque ahora Cuba está clasificada en primer lugar, lo cual significa que jugaremos la muerte súbita con el cuarto del otro grupo, que es siempre una ventaja".

La hazaña de Yadel, veinte hombres retirados en línea, le permitió a la selección dirigida por Anglada jugar sin presión y decidir frente a los venezolanos desde el mismo capítulo inicial, ayudada por uno de los dos costosos errores cometidos por los profesionales sudamericanos, cuyo abridor, el zurdo Jackson Paz —25 años, relevista con los Tigres de Aragua, en el primer nivel de la Liga Venezolana de Invierno—, duró en el box lo que el clásico merengue a las puertas de un colegio al perder el control por completo y regalar tres boletos en un fatídico segundo acto que vio desfilar a 10 bateadores cubanos y al jardinero central José Aponte dejar caer un fly de Rudy que le picó en los pies.

Pero si Yadel Martí no podrá olvidar esta fecha, tampoco el jardinero Alfredo Despaigne, contento como en día de cumpleaños por su primer jit en un Mundial, un doblete al left que remolcó la novena carrera del partido.

"Estaba molesto por haber fallado varios turnos. Me sentí muy contento cuando vi que la línea picaba en zona buena y Pestano pisaba el home. Sé que tengo una gran responsabilidad sustituyendo a un tremendo pelotero como Giorvis, pero ya rompí el hielo y espero que de ahora en adelante salgan muchos jits más."

Puede afirmarse que a Cuba todo le salió a pedir de boca, desde el anotar las carreras exactas para propinar el nocao con la misma cantidad de jits, hasta ver a Rudy Reyes debutar en sustitución de Olivera y hacerlo bien a la defensa, además de conectar un jit y anotar dos carreras. No recuerdo otra oportunidad en que a una selección cubana de béisbol se le hayan lesionado dos regulares en un evento de alto nivel.

Todo lo contrario fue Venezuela, jugando mal a la defensa y anulada por Yadel a la hora de batear. Fue la cuarta derrota, que la pone contra la pared en la búsqueda de la clasificación.

Hoy será día de descanso general, excepto para los equipos de Taipei de China e Italia, los cuales jugarán el partido pendiente, suspendido por lluvia, de la jornada inaugural. Cuba buscará mañana su sexta victoria ante el conjunto más débil de la Copa, Tailandia.

miércoles, 15 de agosto de 2007

EL IMPERIO Y LA ISLA INDEPENDIENTE

La historia de Cuba en los últimos 140 años es la de la lucha por preservar la identidad e independencia nacionales, y la historia de la evolución del imperio de Estados Unidos, su constante pretensión de apropiarse de Cuba y los horrendos métodos que hoy utiliza para mantener el dominio del mundo. Destacados historiadores cubanos han tratado con profundidad estos temas en distintas épocas y en diversos y excelentes libros que merecen estar al alcance de nuestros compatriotas. Estas reflexiones van dirigidas especialmente a las nuevas generaciones con el objetivo de que conozcan hechos muy importantes y decisivos en el destino de nuestra patria

Primera parte: La imposición de la Enmienda Platt como apéndice de la Constitución neocolonial cubana de 1901.

La "doctrina de la fruta madura" fue formulada en 1823 por John Quincy Adams, Secretario de Estado y más tarde Presidente. Estados Unidos inevitablemente lograría, por ley de gravitación política, apoderarse de nuestro país al romperse la subordinación colonial a España.

Bajo el pretexto de la voladura del "Maine" —suceso que está todavía por desentrañar, aprovechado para desatar la guerra contra España, como el incidente del Golfo de Tonkin, hecho que en cambio fue probadamente prefabricado a los efectos de atacar a Viet Nam del Norte—, el presidente William McKinley firmó la Resolución Conjunta del 20 de abril de 1898, la cual declaraba "... que el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente", "... que los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen deseo ni intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando esta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la Isla a su pueblo." La Resolución Conjunta autorizó al Presidente el uso de la fuerza para eliminar el gobierno español en Cuba.

El coronel Leonard Wood, jefe principal del regimiento de los Rough Riders, y Theodore Roosevelt, segundo jefe de los voluntarios expansionistas que desembarcaron en nuestro país por las playas próximas a Santiago de Cuba, ya destruida por los acorazados norteamericanos la valiente pero mal utilizada escuadra española y la infantería de Marina que llevaba a bordo, solicitaron el apoyo de los insurrectos cubanos, que al precio de enormes sacrificios habían desgastado y puesto fuera de combate al ejército colonial español. El regimiento de los Rough Riders había desembarcado sin los caballos.

Tras la derrota española el 10 de diciembre de 1898, se firmó el Tratado de París entre los representantes de la Reina Regente de España y los del Presidente de Estados Unidos, en el cual, a espaldas del pueblo de Cuba, se acordó que España renunciaba a todo derecho de soberanía y propiedad sobre la isla y la evacuaría. Cuba sería ocupada por Estados Unidos con un carácter temporal.

Ya nombrado gobernador militar norteamericano y Mayor General del Ejército, Leonard Wood dictó la Orden 301 del 25 de julio de 1900, por la que se decretó la realización de una elección general para delegados a una Asamblea Constituyente que debería reunirse en la ciudad de La Habana a las 12 del día del primer lunes de noviembre de 1900, con el objetivo de redactar y adoptar una Constitución para el pueblo de Cuba.

El 15 de septiembre de 1900 se efectuaron los comicios, en los cuales fueron seleccionados 31 delegados provenientes de los partidos Nacional, Republicano y Unión Democrática. El 5 de noviembre de 1900 se procedió a realizar la apertura de la Convención Constituyente en el Teatro Irijoa de La Habana, ocasión en que recibió el nombre de Teatro Martí.

El general Wood, en representación del Presidente de Estados Unidos, declaró constituida la Asamblea. Wood les adelantó los propósitos que abrigaba el gobierno de Estados Unidos: "Cuando hayáis formulado las relaciones que, a vuestro juicio, deben existir entre Cuba y Estados Unidos, el gobierno de Estados Unidos adoptará sin duda alguna las medidas que conduzcan por su parte a un acuerdo final y autorizado entre los pueblos de ambos países, a fin de promover el fomento de sus intereses comunes."

La Constitución de 1901 dispuso en su Artículo 2 que "componen el territorio de la República, la Isla de Cuba, así como las islas y cayos adyacentes que con ella estaban bajo la soberanía de España hasta la ratificación del Tratado de París de 10 de diciembre de 1898."

Redactada la Constitución, llegó el momento de definir las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos. Al efecto, el 12 de febrero de 1901 se designó una comisión de cinco miembros encargada de estudiar y proponer lo que procediera al expresado fin.

El 15 de febrero el gobernador Wood invitó a los miembros de la comisión a una pesquería y les ofreció un banquete en Batabanó, ruta principal de acceso a la Isla de Pinos, como se le conocía, entonces ocupada también por las tropas de Estados Unidos que intervinieron en la Guerra de Independencia de Cuba. En el propio Batabanó les dio a conocer una carta del Secretario de la Guerra, Elihu Root, en la que estaban contenidos los aspectos fundamentales de la futura Enmienda Platt. Según las instrucciones recibidas de Washington, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos debían regularse por varios aspectos. El quinto de estos era que, para facilitar a Estados Unidos el cumplimiento de deberes tales como los que recaerían sobre ellos por las estipulaciones ya expresadas, y para su propia defensa, Estados Unidos podría adquirir título, y conservarlo, de terrenos para estaciones navales y mantener estas en ciertos puntos específicos.

Al conocer la Convención Constituyente cubana las condiciones exigidas por el gobierno de Estados Unidos, aprobó, el 27 de febrero de 1901, una posición opuesta a la del Ejecutivo norteamericano, en la cual se eliminaba el establecimiento de estaciones navales.

El gobierno de Estados Unidos acordó con el senador republicano de Connecticut, Orville H. Platt, la presentación de una enmienda al proyecto de Ley de Presupuesto del Ejército que convertiría en hecho consumado la implantación en suelo cubano de bases navales norteamericanas.

En la Enmienda, aprobada por el Senado de Estados Unidos el 27 de febrero de 1901, por la Cámara de Representantes el 1° de marzo, y sancionada por el presidente McKinley al día siguiente, como anexo a la "Ley concediendo créditos para el Ejército en el año fiscal que termina el 30 de junio de 1902", el artículo sobre las bases navales quedó redactado de la siguiente forma:

"Art. VII.- Para poner en condiciones a Estados Unidos de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a Estados Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que convendrán con el Presidente de Estados Unidos."

En el artículo VIII se añadía: "El gobierno de Cuba insertará las anteriores disposiciones en un tratado permanente con Estados Unidos."

La rápida aprobación de la Enmienda por el Congreso de Estados Unidos obedecía a la circunstancia de encontrarse éste próximo a terminar el período legislativo y contar el presidente McKinley con mayoría segura en ambas Cámaras para aprobarla sin dificultades. Estaba convertida en Ley de Estados Unidos cuando, el 4 de marzo, McKinley tomó posesión de su segundo período presidencial.

Algunos miembros de la Convención Constituyente mantuvieron la tesis de que no estaban facultados para acordar la Enmienda solicitada por Estados Unidos, ya que ello implicaba limitar la independencia y soberanía de la República de Cuba. Entonces el gobernador militar Leonard Wood se apresuró a dictar una nueva Orden Militar, el 12 de marzo de 1901, en la cual se declaraba que la Convención estaba facultada para acordar las medidas de cuya constitucionalidad se dudaba.

Otros miembros de la Convención, como Manuel Sanguily, opinaron que la Asamblea debía disolverse antes de acordar medidas que de tal manera ofendían la dignidad y soberanía del pueblo de Cuba. Pero en la sesión del 7 de marzo de 1901 de nuevo se nombró una comisión para redactar una respuesta al gobernador Wood, correspondiendo la ponencia a Juan Gualberto Gómez, quien recomendó rechazar, entre otras, la cláusula relativa al arriendo de estaciones navales o carboneras.

Juan Gualberto Gómez mantuvo la más severa crítica a la Enmienda Platt. El 1° de abril sometió a discusión una ponencia donde impugnaba el documento por contravenir los principios del Tratado de París y la Resolución Conjunta. Pero la Convención suspendió el debate sobre la ponencia de Juan Gualberto Gómez y decidió enviar otra comisión para "conocer las miras y propósitos del gobierno de Estados Unidos acerca de cuantos particulares se refieran al establecimiento de un orden definitivo de relaciones, en lo político y en lo económico, entre Cuba y Estados Unidos, y gestionar con el propio gobierno, las bases de un acuerdo sobre esos extremos que proponer a la Convención para su resolución final."

Posteriormente, se eligió la comisión que viajaría a Washington integrada por Domingo Méndez Capote, Diego Tamayo, Pedro González Llorente, Rafael Portuondo Tamayo y Pedro Betancourt, quienes arribaron a Estados Unidos el 24 de abril de 1901. Al día siguiente fueron recibidos por Root y Wood, quien había viajado previamente a su país con ese propósito.

El gobierno norteamericano se apresuró a declarar públicamente que la comisión visitaría Washington por su iniciativa, sin invitación alguna y sin carácter oficial.

El Secretario de la Guerra, Root, recibió a la comisión el 25 y 26 de abril de 1901 y les hizo saber de manera terminante que "el derecho de Estados Unidos a imponer las discutidas cláusulas había sido proclamado durante tres cuartos de siglo a la faz del mundo americano y europeo y que no estaban dispuestos a renunciarlo hasta el extremo de poner en peligro su propia seguridad."

Los funcionarios estadounidenses reiteraron que ninguna de las cláusulas de la Enmienda Platt mermaba la soberanía e independencia de Cuba sino, por el contrario, la preservaría, y se aclaraba que únicamente se intervendría en caso de graves perturbaciones, con el solo objetivo de mantener el orden y la paz interna.

La comisión dio a conocer su informe en sesión secreta el 7 de mayo de 1901. Dentro de la comisión se manifestaron serias discrepancias con respecto a la Enmienda Platt.

El 28 de mayo se sometió a discusión una ponencia redactada por Villuendas, Tamayo y Quesada, en la que se aceptaba la Enmienda con algunas aclaraciones y recomendando la concertación de un tratado de reciprocidad comercial.

Esta ponencia fue aprobada por 15 votos contra 14; pero el gobierno de Estados Unidos no admitió tal solución, comunicando por medio del gobernador Wood que sólo aceptaría la Enmienda sin cualificación, y advirtió a la Convención en forma de ultimátum que, siendo la Enmienda Platt "un estatuto acordado por el Poder Legislativo de Estados Unidos, el Presidente está obligado a ejecutarlo tal como es. No puede cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle. La acción ejecutiva que pide el estatuto es la retirada de Cuba del Ejército norteamericano, y el estatuto autoriza esta acción cuando —y solamente cuando— se haya establecido un gobierno bajo una Constitución que contenga, ya en su cuerpo o en su apéndice, ciertas disposiciones terminantes, especificadas en el estatuto [... ] Si entonces él encuentra esas disposiciones en la Constitución, estará autorizado para retirar el Ejército; si no las encuentra allí, entonces, no está autorizado para retirar el Ejército... "

El Secretario de la Guerra de Estados Unidos envió una carta a la Constituyente cubana donde expresaba que la Enmienda Platt debía ser aprobada en su totalidad sin ninguna aclaración, pues así aparecía adicionada a la Ley de presupuesto norteamericana, y señalaba que, en caso contrario, las fuerzas militares de su país no serían retiradas de Cuba.

El 12 de junio de 1901, en otra sesión secreta de la Asamblea Constituyente, fue sometida a votación la incorporación de la Enmienda Platt como apéndice a la Constitución de la República, aprobada el 21 de febrero: 16 delegados votaron que sí y 11 votaron en contra. Se ausentaron de la sesión Bravo Correoso, Robau, Gener y Rius Rivera, absteniéndose de votar a favor de aquel engendro.

Lo peor de la Enmienda fue la hipocresía, el engaño, el maquiavelismo y el cinismo con que elaboraron el plan para apoderarse de Cuba, al extremo de proclamar públicamente los mismos argumentos de John Quincy Adams en 1823, sobre la manzana que caería por gravedad. Esta manzana finalmente cayó, pero estaba podrida, como previeron muchos pensadores cubanos durante casi medio siglo, desde José Martí en la década de 1880 hasta Julio Antonio Mella, asesinado en enero de 1929.

Nadie podría describir mejor lo que significaba para Cuba la Enmienda Platt que el propio Leonard Wood, en dos fragmentos de la carta confidencial, fechada el 28 de Octubre de 1901, a su compañero de aventura Theodore Roosevelt:

"Por supuesto que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia con la Enmienda Platt y lo único indicado ahora es buscar la anexión. Esto, sin embargo, requerirá algún tiempo y durante el período en que Cuba mantenga su propio gobierno, es muy de desear que tenga uno que conduzca a su progreso y a su mejoramiento. No puede hacer ciertos tratados sin nuestro consentimiento, ni pedir prestado más allá de ciertos límites y debe mantener las condiciones sanitarias que se le han preceptuado, por todo lo cual es bien evidente que está en lo absoluto en nuestras manos y creo que no hay un gobierno europeo que la considere por un momento otra cosa sino lo que es, una verdadera dependencia de Estados Unidos, y como tal es acreedora de nuestra consideración." ... "Con el control que sin duda pronto se convertirá en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio de azúcar en el mundo. La isla se americanizará gradualmente y, a su debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables posesiones que haya en el mundo..."


Fidel Castro Ruz

martes, 14 de agosto de 2007

Comandante, o mejor, sencillamente Fidel


Siempre el regalo más difícil de escoger, es el de aquellos que forman parte imprescindible en nuestras vidas. No existe nada de naturaleza material capaz de equiparar a los sentimientos, más aun si provienen de todo un pueblo, del que tú eres parte y guía.

Junto a nosotros siempre has estado en la primera línea de fuego. Unas veces exponiendo tu cuerpo a las balas, sin miedo a caer en combate, porque sabes “que morir por la patria es vivir. Muy frescos están aun los gloriosos días de Girón, los tensos de la Crisis de octubre, los dramáticos del ciclón Flora; en todos presente, junto la gente que lucha, construye, sufre y ama.

Guerrillero de las ideas: avanzas con paso firme por los senderos de este nuevo siglo, no solo Cuba te sigue; viene la América que hoy se levanta, porque unidos seremos más libres.

Tu nombre es sinónimo de independencia, dignidad y humanismo. Es eso precisamente, lo que nunca perdonarán nuestros enemigos

Que frustración en Miami: ¡de nuevo a desempacar!, cuando te vieron de pie, recuperándote para seguir la batalla. Otros ven en tu partida su oportunidad ¡pobres ingenuos! No conocen al hombre que no tema a la muerte porque ella “no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.

Ten la seguridad este pueblo seguiría tus ideas –continuidad de las de Bolívar, Martí, Céspedes, Maceo y de tantos otros que nunca entregaron sus banderas. Siempre reencarnarás, allí donde exista un hombre honesto dispuesto a luchar contra la injusticia entregándolo todo, hasta la vida si es necesario.

Ya casi cumples 81 primaveras, vividas con el calor del más intenso verano. Te sentimos tan cerca que no llenaremos cuartillas con poéticas frases de congratulación. ¿Qué mayor poesía que la del niño estudiando en la escuela, el iletrado aprendiendo a escribir, la ayuda médica que devuelve salud y esperanzas. Por eso de todo corazón, de la forma más grande, sencillamente:

¡FELICIDADES FIDEL!

martes, 24 de julio de 2007

¿Brasil sustituto de Estados Unidos?

El Comandante en Jefe Fidel Castro afirma que no hay justificación de asilo político para estos deportistas que abandonaron la delegación cubana en Río de Janeiro, que sólo serán atletas mercenarios en una sociedad de consumo



Hablé hace muy poco del robo de cerebros, algo repugnante.

Poco después apareció un buen atacador del equipo cubano de balonmano vestido con el uniforme de un equipo profesional de São Paulo.

La traición por dinero es una de las armas predilectas de Estados Unidos para destruir la resistencia de Cuba.

El atleta realizaba estudios superiores; sería graduado como Licenciado en Educación Física y Deportes, un trabajo digno. Sus ingresos son modestos, pero su preparación profesional es altamente apreciada; sea cual fuere el deporte y su especialidad, lo mismo si atraen mucho público y publicidad comercial, o no atraen ninguno, son útiles para el desarrollo humano.

Los que solicitaron asilo brasileño lo hacen cuando Estados Unidos declaró hace muy poco que no cumplirá las cifras exactas de los acuerdos migratorios que suscribió con nuestro país. Baste señalar que de casi doscientos atletas y entrenadores que participaron en la primera semana de las competencias de los Panamericanos, faltaron un jugador de balonmano y un entrenador de gimnasia.

No voy a decir por ello que el equipo de balonmano de Cuba era mejor que el excelente equipo de Brasil y sus formidables atletas, pero la delegación cubana recibió un golpe moral bajo en los Juegos Panamericanos con esas solicitudes de asilo político. Pusieron al equipo cubano fuera de combate antes de comenzar la lucha por el oro.

El pasado domingo 22 de julio, en horas del mediodía, se recibió la triste noticia de que dos de los más destacados atletas de boxeo, Guillermo Rigondeaux Ortiz y Erislandy Lara Santoya, no se presentaron al pesaje. Sencillamente los noquearon con un golpe directo al mentón, facturado con billetes norteamericanos. No hizo falta conteo alguno de protección.

Observando los primeros combates en Río exclamé que nuestros boxeadores luchaban con tanta elegancia y dominio técnico que convertían en arte su rudo deporte.

En Alemania existe una mafia que se dedica a seleccionar, comprar y promover boxeadores cubanos en las competencias deportivas internacionales. Usa métodos psicológicos refinados y muchos millones de dólares.

Apenas tres horas después, la victoria de la cubana Mariela González Torres en el Maratón, un clásico del deporte Olímpico que la hizo recorrer más de 40 kilómetros, compensó con creces la traición e inscribió con letras de oro su hazaña en la historia deportiva de su patria.

El pueblo de Cuba debe rendir tributo al ejemplo heroico de Mariela, nacida en la oriental provincia de Granma, cuyas tasas de mortalidad infantil y materna fueron, en el año 2006, 4,4 por cada mil nacidos vivos y 11 por cada 100 mil partos, mejores que las de Estados Unidos. En su municipio, Río Cauto, con 47 mil 918 habitantes, fue cero en ambas.

Después de todo, Cuba dispone de miles de buenos entrenadores o técnicos que suelen trabajar en el exterior con atletas que no pocas veces ganan medallas de oro compitiendo contra los nuestros. Algo más: existe una Escuela Internacional de Profesores de Educación Física y Deportes donde cursan estudios superiores más de 1 300 jóvenes del Tercer Mundo. Hace unos días se graduaron 247. No cultivamos el chovinismo ni el espíritu de superioridad. Nos apoyamos en la ciencia y los conocimientos, sobre esas bases luchamos por crear los valores éticos de una mente sana en un cuerpo sano.

No existe justificación alguna para solicitar asilo político. Si no es Brasil su mercado definitivo, poco les importa. Hay países ricos del primer mundo que pagan mucho más. Las autoridades brasileñas han declarado que los que deserten deberán probar la necesidad real de asilo. Es imposible demostrar lo contrario. De antemano se conoce su destino final como atletas mercenarios en una sociedad de consumo. Pienso que han ofendido a Brasil utilizando los Panamericanos como pretexto para autopromoverse. De todas formas consideramos útiles las declaraciones de sus autoridades.

Deseamos que Brasil, un país hermano de Latinoamérica y del Tercer Mundo, obtenga el honor de ser sede de una Olimpiada.

Fidel Castro Ruz
23 de julio del 2007
6:52 p.m.

lunes, 16 de julio de 2007

Caravana por la Paz lista para cruzar frontera en viaje a Cuba


La 18va. Caravana de Amistad de Pastores por la Paz cruzará este martes 17 la frontera Estados Unidos-México con más de 90 toneladas de ayuda humanitaria para Cuba, fundamentalmente médica, colectada en más de 127 ciudades de los EE.UU. y Canadá, en desafío al bloqueo económico impuesto por Washington a la Isla antillana.

En una nota de prensa del proyecto de la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO), que desde 1967 trabaja por la justicia social, se dice que este año la Caravana ha contado con casi 150 activistas representantes de Estados Unidos, Canadá, México y varios países de Europa, quienes ya arribaron a McAllen, Texas, en autobuses coloridos.

Además de las 90 toneladas de productos médicos, siete de los 12 vehículos de la caravana serán donados a Cuba: varios autobuses escolares, dos camiones, y un ómnibus que será adaptado como un audio-laboratorio móvil, agrega la información del sitio web de la Caravana.

«Cualquier cosa puede ocurrir en la frontera», dijo el reverendo Lucius Walker, director ejecutivo de IFCO/Pastores por la Paz, quien agregó que «la administración Bush es muy vengativa», aludiendo a que había sido detenida la carga en la frontera Maine-Canadá, pero fue permitido el paso hacia Estados Unidos desde las ciudades canadienses de Vancouver y Winnipeg.

«¿Cual es el punto en detener estetóscopos, bombas de leche materna, y batas quirúrgicas?», preguntó Lucius Walker.

«Nuestro trabajo fortalece los lazos de amistad y los intercambios culturales y familiares. No podemos permitir que la administración Bush nos dicte un muro de Berlín virtual entre los EE.UU. y Cuba. Esta 18va. Caravana de amistad le dará otro duro golpe al bloqueo económico de los EE.UU. a Cuba, que ha durado por más de 45 años y ha sido condenado por casi todo el mundo», enfatizó el reverendo Walker.

Por su parte, el reverendo Thomas Smith, presidente de la junta de directores de IFCO/Pastores por la Paz, informó que el tema de la caravana de amistad de este año es Celebrando los Ancianos de Cuba.

«Sirve de inspiración el saber que la duración de vida en Cuba es igual a la de los EE.UU. a pesar de todos los desafíos que el pueblo cubano ha sufrido por el cruel bloqueo económico», subrayó el reverendo Thomas Smith.

«Durante nuestra caravana, que ha viajado a través de los EE.UU., nos han hablado muchas personas que han querido saber más sobre el sistema de salud en Cuba, especialmente después de ver el documental Sicko, de Michael Moore,», apuntó Ellen Bernstein, asistente directora de IFCO/ Pastores por la Paz.

«El bloqueo de los EE.UU. a Cuba ha creado un bloqueo informativo, tratando de prevenir que sepamos de los logros de Cuba. Esta es una razón por la cual insistimos sobre nuestro derecho de viajar a Cuba y verlo con nuestros propios ojos», añadió Bernstein.

En Cuba, los caravanistas tienen en agenda asistir a la graduación del primer grupo de estudiantes estadounidenses en la Escuela Latinoamericana de Medicina en La Habana. Los ocho estudiantes han completado todos sus estudios con becas proveídas por Cuba. Todos regresarán a los EE.UU. a hacer su práctica médica en comunidades pobres con pocos servicios médicos, dijo la nota de prensa de la organización.

«La visión de Cuba de hacer accesibles los servicios médicos a las personas menos privilegiadas del mundo, y el entrenamiento médico a jóvenes de comunidades de bajos ingresos y de color se está haciendo realidad», dijo Bernstein.

domingo, 8 de julio de 2007

La verdad de Cuba: La Tirania Mundial (Palabras de Fidel Castro Ruz)

Los fundamentos de la máquina de matar.

Los que constituyeron la nación norteamericana no pudieron imaginar que lo que entonces proclamaban llevaba, como cualquier otra sociedad histórica, los gérmenes de su propia transformación.

En la atractiva Declaración de Independencia de 1776, que el pasado miércoles cumplió 231 años, se afirmaba algo que de una forma u otra nos cautivó a muchos: “Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales; que a todos les confiere su Creador ciertos derechos inalienables entre los cuales se cuentan la vida, la libertad y la consecución de la felicidad; que para asegurar estos derechos se instituyen entre los hombres gobiernos cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno tienda a destruir esos fines, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios y organice sus poderes en la forma que a su juicio garantice mejor su seguridad y felicidad.”

Era el fruto de la influencia de los mejores pensadores y filósofos de una Europa agobiada por el feudalismo, los privilegios de la aristocracia y las monarquías absolutas.

Juan Jacobo Rousseau afirmó en su famoso Contrato Social: “El más fuerte no es nunca suficientemente fuerte para ser el amo, si no transforma la fuerza en derecho y la obediencia en deber.” [...] “La fuerza es un poder físico; no veo qué moralidad pueda derivarse de sus efectos. Ceder a la fuerza es un acto de necesidad, no de voluntad.” [...] “Renunciar a la libertad es renunciar a la calidad del hombre, a los derechos de la Humanidad, incluso a sus deberes. No hay recompensa posible para aquel que renuncia a todo.”

En las 13 colonias independizadas existían adicionalmente formas de esclavitud tan atroces como en los tiempos antiguos. Hombres y mujeres eran vendidos en subasta pública. La emergente nación surgía con religión y cultura propias. Los impuestos sobre el té fueron la chispa que desató la rebelión.

En aquellas infinitas tierras los esclavos siguieron siéndolo durante casi 100 años, y después de dos siglos sus descendientes padecen las secuelas. Había comunidades indígenas que eran los legítimos pobladores naturales, bosques, agua, lagos, rebaños de millones de bisontes, especies naturales de animales y plantas, abundantes y variados alimentos. No se conocían los hidrocarburos ni los enormes despilfarros energéticos de la sociedad actual.

La misma declaración de principios, si se hubiese proclamado en los países abarcados por el desierto del Sahara, no habría creado un paraíso de inmigrantes europeos. Hoy habría que hablar de los inmigrantes de los países pobres, que por millones cruzan o tratan de cruzar las fronteras de Estados Unidos cada año en busca de trabajo y no tienen derecho ni a la paternidad de sus hijos si nacen en el territorio norteamericano.

La Declaración de Filadelfia se redacta en una época en que sólo existían pequeñas imprentas y las cartas tardaban meses en llegar de un país a otro. Podían contarse uno a uno los pocos que sabían leer o escribir. Hoy la imagen, la palabra, las ideas llegan en fracciones de segundo de un rincón a otro del planeta globalizado. Se crean reflejos condicionados en las mentes. No puede hablarse del derecho al uso sino al abuso de la libre expresión y la enajenación masiva. A la vez, con un pequeño equipo electrónico cualquier persona, en época de paz, puede hacer llegar al mundo sus ideas sin que lo autorice Constitución alguna. La lucha sería de ideas, en todo caso masa de verdades contra masa de mentiras. Las verdades no necesitan publicidad comercial. Nadie podría estar en desacuerdo con la Declaración de Filadelfia y el Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau. En ambos documentos se sustenta el derecho a luchar contra la tiranía mundial establecida.

¿Podemos ignorar las guerras de saqueo y las carnicerías que se les imponen a los pueblos pobres, que constituyen las tres cuartas partes del planeta? ¡No! Son muy propias del mundo actual y de un sistema que no puede sostenerse de otra forma. A un costo político, económico y científico enorme, la especie humana es conducida al borde del abismo.

Mi objetivo no es reiterar conceptos mencionados en otras reflexiones. Partiendo de hechos sencillos, mi propósito es ir demostrando el inmenso grado de hipocresía y la ausencia total de ética que caracterizan las acciones, caóticas por naturaleza, del gobierno de Estados Unidos.

En “La máquina de matar”, publicada el pasado domingo, dije que el intento de envenenarme a través de un funcionario del gobierno cubano que tenía acceso a mi oficina, lo conocimos por uno de los últimos documentos desclasificados de la CIA. Era una persona sobre la que debía buscar información, pues no tenía a mano los elementos de juicio necesarios. De hecho pedía excusas si lastimaba los sentimientos de algún descendiente, fuera o no culpable la persona mencionada. Continué después analizando otros temas importantes de las revelaciones de la CIA.

En los primeros tiempos de la Revolución yo visitaba casi todos los días el recién creado Instituto Nacional de la Reforma Agraria, ubicado donde se encuentra hoy el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. No se podía contar todavía con el Palacio de la Revolución, donde entonces radicaba el Palacio de Justicia. Su construcción fue un suculento negocio del régimen derrocado. La ganancia principal consistía en el incremento del valor de las tierras, de las que habían sido desalojadas miles de personas a las que yo, como abogado recién graduado, defendí gratuitamente durante meses antes del golpe de estado de Batista. Lo mismo ocurría con otras edificaciones lujosas que en muchos casos estaban por terminarse.

Desde las oficinas del INRA escuché, el 4 de marzo de 1960, la estremecedora explosión de La Coubre y observé la oscura columna de humo que emergía del puerto de La Habana. Vino rápido a mi mente la idea del barco cargado de granadas antitanques y antipersonales que podían ser lanzadas por los fusiles FAL adquiridos en Bélgica, país nada sospechoso de comunismo. De inmediato bajé para dirigirme al lugar. En el trayecto, por el ruido y el vibrar del tránsito, no pude percatarme de la segunda explosión que se produjo. Más de 100 personas murieron y decenas de ellas quedaron mutiladas. Del sepelio de las víctimas nació, espontáneo, el grito de Patria o Muerte.

Se conoce que todo fue minuciosamente programado desde el puerto de embarque por la Agencia Central de Inteligencia. El barco había transitado por los puertos de Le Havre, Hamburgo y Amberes. En este último, de Bélgica, se cargaron las granadas. En las explosiones murieron también varios tripulantes franceses.

¿Por qué, en nombre de la libertad de información, no se desclasifica un solo documento que nos diga cómo la CIA hace ya casi medio siglo hizo estallar el vapor La Coubre y cortar el suministro de armas belgas, que la propia agencia admitiera el 14 de junio de 1960 era una preocupación muy importante de Estados Unidos?

¿A qué dedicaba yo mi tiempo en los días febriles que precedieron al ataque por Girón?

La primera limpieza en grande del Escambray tuvo lugar en los meses finales de 1960 y comienzos de 1961. En la misma participaron más de 50 mil hombres, casi todos procedentes de las antiguas provincias de La Habana y Las Villas.

Un río de armas estaba llegando en barcos de la URSS que no estallaban al llegar a los puertos. Fue inútil intentar comprarlas de otra procedencia y así evitar los pretextos que Estados Unidos usó para agredir a Guatemala, lo que costó a lo largo del tiempo, entre muertos y desaparecidos, más de cien mil vidas a ese país.

Adquirimos en Checoslovaquia las armas ligeras y un número de antiaéreas de 20 milímetros y doble cañón. Los tanques con cañones de 85 milímetros, artillería blindada de 100, cañones antitanques de 75, morteros, obuses y cañones de grueso calibre, hasta los de 122 milímetros, y antiaéreas ligeras y pesadas, venían directamente de la URSS.

Un año por lo menos habría tardado la formación del personal necesario para utilizar aquellas armas siguiendo métodos tradicionales. Se llevó a cabo en cuestión de semanas. A esa tarea fundamental dedicábamos prácticamente el ciento por ciento de nuestro tiempo casi dos años después del triunfo de la Revolución.

Conocíamos la inminencia del ataque, pero no cuándo y cómo se produciría. Todos los posibles puntos de acceso estaban defendidos o vigilados. Los jefes, en su sitio: Raúl en Oriente, Almeida en el centro y el Che en Pinar del Río. Mi puesto de mando estaba en la capital: una antigua casa burguesa adaptada para ello en la margen derecha más alta del río Almendares, próximo al punto donde desemboca al mar.

Era ya de día, el 15 de abril de 1961, y desde las primeras horas de la madrugada allí estaba yo recibiendo noticias de Oriente, adonde llegó, procedente del Sur de Estados Unidos, un barco bajo el mando de Nino Díaz, con un grupo de contrarrevolucionarios a bordo vestidos de uniforme verde olivo similar al de nuestras tropas, para realizar un desembarco por la zona de Baracoa. Lo hacían como maniobra de engaño respecto al sitio exacto de la dirección principal, para crear la mayor confusión posible. El buque estaba ya a tiro directo de los cañones antitanques, en espera del desembarco, que al fin no se realizó.

A la vez informaban que el 14 por la noche había estallado, en vuelo de exploración sobre la zona del posible desembarco, uno de nuestros tres cazas a chorro, de entrenamiento pero capaces de combatir, sin duda una acción yanqui desde la Base Naval de Guantánamo u otro punto del mar o del aire. No había radares para determinar con exactitud lo ocurrido. Así murió el destacado piloto revolucionario Orestes Acosta.

Desde el puesto de mando mencionado me tocó ver los B-26 que volaban casi rasantes sobre el lugar y, a los pocos segundos, escuchar los primeros cohetes lanzados sorpresivamente contra nuestros jóvenes artilleros, que en gran número se entrenaban en la base aérea de Ciudad Libertad. La respuesta de aquellos valientes fue casi instantánea.

No tengo, por otro lado, la menor duda de que Juan Orta fue traidor. Los datos pertinentes sobre su vida y conducta están donde deben estar: en los archivos del Departamento de Seguridad del Estado, que nació por aquellos años bajo el fuego graneado del enemigo. Los hombres de mayor conciencia política fueron asignados a esa actividad.

Orta había recibido las pastillas envenenadas que propusieron Giancana y Santos Trafficante a Maheu. La conversación de este último con Roselli, que haría el papel de contacto con el crimen organizado, tuvo lugar el 14 de septiembre de 1960, meses antes de la elección y toma de posesión de Kennedy.

El traidor Orta no tenía méritos especiales. Mantuve correspondencia con él cuando buscábamos el apoyo de emigrantes y exiliados en Estados Unidos. Era apreciado por su aparente preparación y su actitud servicial. Para eso tenía especial habilidad. Después del triunfo de la Revolución, en un importante período tenía con frecuencia acceso a mí. Partiendo de las posibilidades que entonces tuvo, creyeron que podía introducir el veneno en un refresco o un jugo de naranja.

Había recibido dinero del crimen organizado por ayudar supuestamente a reabrir los casinos de juego. Nada tuvo que ver con esas medidas. Fuimos nosotros quienes tomamos la decisión. La orden inconsulta y no colegiada de Urrutia de cerrarlos creaba caos y promovía las protestas de miles de trabajadores del sector turístico y comercial, cuando el desempleo era muy alto.

Tiempo después, los casinos fueron cerrados definitivamente por la Revolución.

Cuando le entregan el veneno, al revés de lo que ocurría en los primeros tiempos, eran muy pocas las posibilidades de que Orta se encontrara conmigo. Yo estaba totalmente ocupado en las actividades relatadas anteriormente.

Sin decir una palabra a nadie sobre los planes enemigos, el 13 de abril de 1961, dos días antes del ataque a nuestras bases aéreas, Orta se asiló en la embajada de Venezuela, que Rómulo Betancourt había puesto al servicio incondicional de Washington. A los numerosos contrarrevolucionarios asilados allí no se les concedió permiso de salida hasta que amainaron las brutales agresiones armadas de Estados Unidos contra Cuba.

Ya habíamos tenido que lidiar en México con la traición de Rafael del Pino Siero, quien habiendo desertado cuando faltaban días para nuestra salida hacia Cuba, fecha que él ignoraba, vendió a Batista por 30 mil dólares importantes secretos que tenían que ver con una parte de las armas y la embarcación que nos transportaría a Cuba. Con refinada astucia dividió la información para ganar confianza y garantizar el cumplimiento de cada parte. Primero recibiría algunos miles de dólares por la entrega de dos depósitos de armas que conocía. Una semana después entregaría lo más importante: la embarcación que nos traería a Cuba y el punto de embarque. A todos se nos podía capturar junto con las demás armas, pero antes le debían entregar la totalidad del dinero. Algún experto yanqui seguramente lo asesoró.

A pesar de esa traición, partimos de México en el yate “Granma” en la fecha prevista. Algunas personas que nos apoyaban creían que Pino jamás traicionaría, que su deserción se debía al disgusto por la disciplina y el entrenamiento que le exigí. No diré cómo supe de la operación urdida entre él y Batista, pero la conocí con precisión y adoptamos las medidas pertinentes para proteger el personal y las armas en el tránsito hacia Tuxpan, punto de partida. No costó un centavo aquella valiosa información.

Cuando finalizó la última ofensiva de la tiranía en la Sierra Maestra, tuvimos que lidiar igualmente con los trucos temerarios de Evaristo Venereo, un agente del régimen que, disfrazado de revolucionario, trató de infiltrarse en México. Era el enlace con la policía secreta de aquel país, órgano muy represivo al que asesoró en el interrogatorio de Cándido González, a quien pusieron en ese momento una venda en los ojos. Era uno de los pocos compañeros que conducía el carro en que yo me movía allí, militante heroico asesinado después del desembarco.

Evaristo volvió después a Cuba. Tenía el encargo de asesinarme cuando nuestras fuerzas avanzaban ya hacia Santiago de Cuba, Holguín, Las Villas y el Occidente de nuestro país. Esto se conoció en detalles cuando se ocuparon los archivos del Servicio de Inteligencia Militar. Está documentado.

He sobrevivido a numerosos planes de asesinato. Sólo el azar y el hábito de observar cuidadosamente cada detalle nos permitieron sobrevivir a los ardides de Eutimio Guerra en los días iniciales y más dramáticos de la Sierra Maestra, a todos los que después fueron conocidos como jefes de la Revolución triunfante: Camilo, el Che, Raúl, Almeida, Guillermo. Habríamos muerto posiblemente cuando estuvieron a punto de exterminarnos con un ridículo cerco de nuestro desprevenido campamento, guiados por el traidor. En el breve choque que se produjo, tuvimos una dolorosa baja, la de un obrero azucarero negro maravilloso y activo combatiente, Julio Zenón Acosta, quien se adelantó unos pasos y cayó a mi lado. Otros sobrevivieron al mortal peligro y cayeron combatiendo posteriormente, como Ciro Frías, excelente compañero y prometedor jefe, en Imías, en el Segundo Frente; Ciro Redondo, que combatía fieramente al enemigo con fuerzas de la columna del Che, en Marverde, y Julito Díaz que, disparando sin cesar su ametralladora calibre 30, murió a pocos pasos de nuestro puesto de mando en el ataque a El Uvero.

Estábamos emboscados en un lugar bien escogido, esperando al enemigo, porque nos habíamos percatado del movimiento que iba a realizar ese día. Nuestra atención se descuida solo unos minutos cuando llegaron dos hombres del grupo, que habíamos enviado como exploradores horas antes de tomar la decisión de movernos, y regresaron sin información alguna.

Eutimio guiaba al enemigo con guayabera blanca, lo único que se veía en el bosque del Alto de Espinosa, donde lo estábamos esperando. Batista tenía elaborada la noticia de la liquidación del grupo, que era segura, y citada la prensa. Por exceso de confianza, habíamos subestimado en realidad al enemigo, que se sustentaba en las debilidades humanas. Éramos en ese momento alrededor de 22 hombres bien curtidos y escogidos. Ramiro, lesionado en una pierna, se recuperaba lejos de nosotros.

De gran golpe, por el movimiento que realizamos a última hora, se libró ese día la columna de más de 300 soldados que avanzaban en fila india por el escarpado y boscoso escenario.

¿Cómo funcionó aquella máquina frente a la Revolución en Cuba?
En fecha tan temprana como el mes de abril de 1959 visité Estados Unidos invitado por el Club de Prensa de Washington. Nixon se dignó recibirme en su oficina particular. Después afirma que yo era un ignorante en materia de economía.

Tan consciente estaba yo de esa ignorancia, que matriculé tres carreras universitarias para obtener una beca que me permitiera estudiar Economía en Harvard. Tenía vencidas ya y examinadas todas las asignaturas de la carrera de Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales. Me faltaban sólo dos asignaturas por examinar: Historia de las Doctrinas Sociales e Historia de las Doctrinas Políticas. Las había estudiado cuidadosamente. Ese año ningún otro alumno hizo el esfuerzo. Estaba desbrozado el camino, pero los acontecimientos se precipitaban en Cuba y comprendí que no era el momento de recibir una beca y estudiar Economía.

Fui a Harvard de visita a fines de 1948. De regreso a Nueva York, adquirí una edición de El Capital en inglés, para estudiar la obra insigne de Marx y de paso profundizar en el dominio de ese idioma. No era un militante clandestino del Partido Comunista, como Nixon con su mirada pícara y escudriñadora llegó a pensar. Si algo puedo asegurar, y lo descubrí en la Universidad, es que fui primero comunista utópico y después un socialista radical, en virtud de mis propios análisis y estudios, y dispuesto a luchar con estrategia y táctica adecuadas.

Mi único reparo al hablar con Nixon era la repugnancia a explicar con franqueza mi pensamiento a un vicepresidente y probable futuro Presidente de Estados Unidos, experto en concepciones económicas y métodos imperiales de gobierno en los que hacía rato yo no creía.

¿Cuál fue la esencia de aquella reunión que duró horas, según cuenta el autor del memorando desclasificado que la refiere? Sólo dispongo del recuerdo de lo ocurrido. De ese memorando he seleccionado los párrafos que mejor explican a mi juicio las ideas de Nixon.

“Castro estaba particularmente preocupado acerca de si pudiera haber irritado al senador Smathers por los comentarios que hizo respecto a él. Al principio de la conversación le aseguré que ´Meet the Press´ era uno de los programas más difíciles en que un funcionario público podría participar y que él lo había hecho extremadamente bien —en particular teniendo en cuenta el hecho de que tuvo la valentía de hablar en inglés sin utilizar un traductor.”

“También era evidente que en lo concerniente a su visita a Estados Unidos, su interés fundamental ´no era lograr un cambio en la cuota azucarera ni obtener un préstamo del gobierno, sino ganar el apoyo de la opinión pública estadounidense para su política.´

“Fue su casi subordinación esclava a la opinión mayoritaria prevaleciente —a saber, la voz de la plebe— más que su ingenua actitud hacia el comunismo y su obvia falta de comprensión de los más elementales principios económicos, lo que más me preocupó al evaluar qué clase de líder sería a la larga. Esa es la razón por la que pasé todo el tiempo que pude tratando de insistir en que si bien él tenía el gran don del liderazgo, la responsabilidad del líder era no seguir siempre la opinión pública, sino ayudar a encaminarla por la vía correcta, no dar al pueblo lo que piensa que quiere en un momento de tensión emocional, sino lograr que el pueblo quiera lo que debe tener.”

“Cuando me tocó hablar, traté de insistir en el hecho de que aunque nosotros creemos en el gobierno de la mayoría, incluso la mayoría puede ser tiránica y que hay ciertos derechos individuales que la mayoría nunca debería tener el poder de destruir.

“Francamente no creo haber causado mucho efecto en él, pero sí me escuchó y parecía receptivo. Traté de presentarle la idea básicamente en términos de cómo su lugar en la historia estaría determinado por la valentía y la habilidad de estadista que demostrara en estos momentos. Insistí en que lo más fácil sería seguir a la plebe, pero que hacer lo correcto a la larga sería mejor para el pueblo y, por supuesto, mejor para él también. Como ya dije, fue increíblemente ingenuo con respecto a la amenaza comunista y parecía no tener ningún temor de que a la larga los comunistas pudieran llegar al poder en Cuba.”

“En nuestras conversaciones sobre el comunismo, nuevamente traté de presentarle los argumentos a la luz de su interés propio y señalar que la revolución que él había dirigido, podría volverse en su contra y contra el pueblo cubano a menos que mantuviera el control de la situación y se asegurara de que los comunistas no alcanzaran las posiciones de poder e influencia. En ese sentido, no creo haber logrado mucho.”

“Insistí lo más posible en la necesidad de que delegara responsabilidades, pero una vez más no creo que me haya hecho entender.

“Era evidente que mientras hablaba de cuestiones como la libertad de palabra, de prensa y religión, su preocupación fundamental era desarrollar programas para el progreso económico. Repitió una y otra vez que un hombre que trabajaba en los cañaverales durante tres meses al año y pasaba hambre el resto del año, quería un trabajo, algo que comer, una casa y alguna ropa.”

“Indicó que era una gran tontería que Estados Unidos entregase armas a Cuba o a cualquier otro país del Caribe. Agregó: ´todo el mundo sabe que nuestros países no van a poder participar en la defensa de este hemisferio en caso de que estalle una guerra mundial. Las armas que obtienen los gobiernos en este hemisferio sólo se utilizan para reprimir al pueblo, tal y como hizo Batista para tratar de acabar con la revolución. Sería mucho mejor que el dinero que ustedes entregan a los países de América Latina para armas se destinase a inversiones de capital.´ Debo reconocer que en esencia apenas encontré en sus argumentos motivos para discrepar.

“Sostuvimos una larga conversación sobre las vías que Cuba podría utilizar para obtener el capital de inversión necesario para su desarrollo económico. Insistió en que básicamente lo que Cuba necesitaba y él quería no era capital privado, sino capital del gobierno.”

Yo me refería a capital del gobierno de Cuba.

El propio Nixon reconoce que nunca solicité recursos al gobierno de Estados Unidos. Él se confunde un poco y afirma:

“...que el capital del gobierno estaba limitado debido a las muchas demandas y a los problemas presupuestarios que estábamos confrontando.”

Es evidente que se lo expliqué porque de inmediato señala en su memorando:

“...que todos los países de América y del mundo pugnaban por obtener capital y que el dinero no iría a parar a un país sobre el que hubiera considerables temores de que se adoptaran políticas que discriminarían a las empresas privadas.”

“De nuevo, en este punto, tampoco creo haber logrado gran cosa.

“Con mucho tacto traté de insinuarle a Castro que Muñoz Marín había hecho un magnífico trabajo en Puerto Rico en lo que respecta a atraer capital privado y en general a elevar el nivel de vida de su pueblo, y que Castro muy bien podría enviar a Puerto Rico a uno de sus principales asesores económicos para que conversara con Muñoz Marín. Esta sugerencia no lo entusiasmó mucho y señaló que el pueblo cubano era ´muy nacionalista´ y sospecharía de cualquier programa iniciado en un país considerado como una ´colonia´ de los Estados Unidos.”

“Me inclino a pensar que la verdadera razón de su actitud es simplemente que no estaba de acuerdo con la firme posición de Muñoz como defensor de la empresa privada y no quería consejos que pudieran desviarlo de su objetivo de encaminar a Cuba hacia una economía más socialista.”

“En los Estados Unidos no debería hablarse tanto sobre sus temores de lo que podrían hacer los comunistas en Cuba o en algún otro país de América Latina, Asia o África.”

“También traté de situar en contexto nuestra actitud hacia el comunismo al señalar que el comunismo era algo más que simplemente un concepto y que sus agentes eran peligrosamente eficaces para tomar el poder y establecer dictaduras.”

“Cabe destacar que no hizo ninguna pregunta sobre la cuota azucarera y ni siquiera mencionó específicamente la ayuda económica.”

“Mi valoración de él como hombre es de cierta forma ambivalente. De lo que sí podemos estar seguros es de que posee esas cualidades indefinibles que lo hacen ser líder de los hombres. Independientemente de lo que pensemos sobre él, será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general. Parece ser sincero, pero o bien es increíblemente ingenuo acerca del comunismo o está bajo la tutela comunista.”

“Pero como tiene el poder de liderazgo al que me he referido, lo único que pudiéramos hacer es al menos tratar de orientarlo hacia el rumbo correcto.”

Así finaliza su memorando confidencial a la Casa Blanca.

Cuando Nixon comenzaba a hablar, no había quién lo parara. Tenía el hábito de sermonear a los mandatarios latinoamericanos. No llevaba apuntes de lo que pensaba decir, ni tomaba nota de lo que decía. Respondía preguntas que no se le hacían. Incluía temas a partir solo de las opiniones previas que tenía sobre el interlocutor. Ni un alumno de enseñanza primaria espera recibir tantas clases juntas sobre democracia, anticomunismo y demás materias en el arte de gobernar. Era fanático del capitalismo desarrollado y su dominio del mundo por derecho natural. Idealizaba el sistema. No concebía otra cosa, ni existía la más mínima posibilidad de comunicarse con él.

La matanza comenzó con la administración de Eisenhower y Nixon. No hay forma de explicar por qué Kissinger exclamó textualmente que “correría la sangre si se supiera por ejemplo que Robert Kennedy, Fiscal General, había dirigido personalmente el asesinato de Fidel Castro”. La sangre había corrido antes. Lo que hicieron las demás administraciones, salvo excepciones, fue seguir la misma política.

En un memorando fechado el 11 de diciembre de 1959, el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA J. C. King dice textualmente: “Analizar minuciosamente la posibilidad de eliminar a Fidel Castro [...] Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno...”

Como fue reconocido por la CIA y el Comité Senatorial Church en 1975, los planes de asesinato surgieron en 1960, cuando el propósito de destruir la Revolución cubana quedó plasmado en el programa presidencial de marzo de ese año. El memorando elaborado por J. C. King fue elevado al Director General de la Agencia, Allen Dulles, con una nota que solicitaba expresamente la aprobación de esas y otras medidas. Todas fueron aceptadas y vistas con agrado, y de modo especial la de asesinato, como se refleja en la siguiente anotación al documento, firmada por Allen Dulles y fechada un día después, el 12 de diciembre: “Se aprueba la recomendación contenida en el párrafo 3.”

En un proyecto de libro con análisis detallado de los documentos desclasificados, elaborado por Pedro Álvarez-Tabío, Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, se informa que “hasta 1993 los órganos de la Seguridad del Estado cubano habían descubierto y neutralizado un total de 627 conspiraciones contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Esta cifra incluye tanto los planes que llegaron a alguna fase de ejecución concreta como aquellos que fueron neutralizados en una etapa primaria, así como otros intentos que por distintas vías y razones han sido revelados públicamente en los propios Estados Unidos. No incluye una cantidad de casos que no pudieron ser verificados por disponerse solamente de información testimonial de algunos participantes, ni por supuesto, los planes posteriores a 1993.”

Anteriormente se pudo conocer, por el informe del coronel Jack Hawkins, jefe paramilitar de la CIA durante los preparativos de la invasión por Bahía de Cochinos, que “el Estado Mayor paramilitar estudió la posibilidad de organizar una fuerza de asalto de mayor envergadura que la pequeña fuerza de contingencia planificada anteriormente”.

“Se pensó que esta fuerza desembarcaría en Cuba luego de desarrollarse una efectiva actividad de resistencia, incluidas fuerzas de guerrillas activas. Cabe señalar que durante este período las fuerzas guerrilleras operaban exitosamente en el Escambray. Se concibió que el desembarco de la fuerza de asalto, tras lograrse una actividad de resistencia generalizada, precipitaría un levantamiento general y proliferarían las deserciones entre las fuerzas armadas de Castro lo que podría contribuir considerablemente a su derrocamiento.

“El concepto para el empleo de la fuerza en un asalto anfibio/aerotransportado se analizó en reuniones del Grupo Especial durante los meses de noviembre y diciembre de 1960. Si bien el grupo no adoptó una decisión definitiva sobre el empleo de dicha fuerza tampoco se opuso a que continuara desarrollándose para su posible uso. El presidente Eisenhower fue informado sobre esta idea a finales de noviembre de ese año por representantes de la CIA. El Presidente manifestó su deseo de que se continuaran enérgicamente todas las actividades que ya estaban desarrollando los departamentos pertinentes.”

¿Qué informó Hawkins sobre “los resultados del programa de operaciones encubiertas contra Cuba desde septiembre de 1960 hasta abril de 1961”?

Nada menos que lo siguiente:

“a. Introducción de los Agentes Paramilitares. Setenta agentes paramilitares entrenados, incluidos diecinueve operadores de radio, fueron introducidos en el país objetivo. Diecisiete radio operadores lograron establecer circuitos de comunicación con las oficinas centrales de la CIA, aunque algunos fueron capturados más tarde o perdieron sus equipos.

“b. Operaciones de Abastecimiento Aéreo. Estas operaciones no tuvieron éxito. De las 27 misiones que se intentaron sólo cuatro lograron los resultados deseados. Los pilotos cubanos demostraron pronto que no tenían las capacidades requeridas para este tipo de operación. El Grupo Especial negó la autorización para contratar pilotos estadounidenses para estas misiones, aunque se autorizó la contratación de pilotos para un uso eventual.

“c. Operaciones de Abastecimiento Marítimo. Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares, e infiltraron y exfiltraron a un gran número de efectivos. Algunas de las armas entregadas se utilizaron para apertrechar parcialmente a 400 guerrilleros que operaron durante un tiempo considerable en el Escambray, provincia de Las Villas. La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera.

“d. Desarrollo de la Actividad Guerrillera. Los agentes infiltrados en Cuba lograron desarrollar una amplia organización clandestina que se extendía desde La Habana hasta el resto de las provincias. Sin embargo, sólo en el Escambray hubo una actividad guerrillera verdaderamente efectiva, donde se estima que entre 600 y 1 000 efectivos guerrilleros mal equipados, organizados en bandas de 50 a 200 hombres, operaron exitosamente durante más de seis meses. Un coordinador para la acción en el Escambray entrenado por la CIA entró a Cuba clandestinamente y logró llegar a la zona en que se encontraba la guerrilla, pero enseguida fue capturado y ejecutado rápidamente. Otras pequeñas unidades guerrilleras operaban en ocasiones en las provincias de Pinar del Río y Oriente, pero no lograron resultados significativos. Los agentes reportaron que había gran cantidad de hombres desarmados en todas las provincias dispuestos a participar en la actividad guerrillera si contaban con armas.”

“e. Sabotaje.

(1) Durante el período de octubre de 1960 al 15 de abril de 1961 la actividad de sabotaje se comportó de la siguiente manera:

“(a). Se destruyeron aproximadamente 300 000 toneladas de caña de azúcar en 800 incendios.

“(b). Se provocaron aproximadamente 150 incendios más, entre otros, contra 42 casas de tabaco, dos plantas de papel, una refinería de azúcar, dos lecherías, cuatro almacenes y 21 casas de comunistas.

“(c). Se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra oficinas del Partido Comunista, la planta eléctrica de La Habana, dos almacenes, la terminal de ferrocarriles, la terminal de ómnibus, albergues de las milicias y líneas de ferrocarriles, entre otros.

“(d). Se colocaron unos 200 petardos en la provincia de La Habana.

“(e). Se descarrilaron seis trenes, se destruyeron una estación y los cables de microonda y numerosos transformadores de electricidad.

“(f). Un comando lanzó un ataque sorpresivo desde el mar contra Santiago, que dejó fuera de servicio la refinería alrededor de una semana.”

Hasta aquí lo que se conoce gracias a la información de Hawkins. Cualquiera puede comprender que doscientas bombas en la provincia principal de un país subdesarrollado que vivía del monocultivo de la caña, trabajo semiesclavo, y de la cuota azucarera, ganada durante casi dos siglos como abastecedor seguro, y cuyas tierras y fábricas de azúcar de mayor capacidad de producción eran propiedad de grandes empresas norteamericanas, constituía un acto brutal de tiranía contra el pueblo cubano. Súmese a esto las demás acciones realizadas.

No digo más. Por hoy basta.

Fidel Castro Ruz

7 de julio del 2007

3:00 p.m.

miércoles, 4 de julio de 2007

Graduados en Cuba técnicos venezolanos en laboratorio zoosanitario


Los primeros 32 técnicos y especialistas venezolanos en laboratorio zoosanitario se graduaron hoy en esta capital cubana, en un paso importante dentro de la Alternativa Bolivariana para las Américas.
El doctor Emerio Serrano, director del Instituto de Medicina Veterinaria, destacó que éste era el primer curso, y los recién graduados serán la avanzada que llevará a sus respectivos estados lo aprendido en Cuba. Ustedes tendrán la oportunidad de compartir experiencias con el personal cubano que labora en Venezuela en la rama veterinaria, quiénes les ayudarán en todos los planes a seguir en el proyecto de integración por el cuál trabajamos.
Lo principal en su país lo tienen, dijo, laboratorios con muchas mejores condiciones que los que existían en la isla cuando iniciamos nuestro trabajo y les pido continuar las buenas prácticas con una actitud de capacitación, agregó.
La constancia, perseverancia y el deseo de hacer es una de las cosas aprendidas y serán una guía para el trabajo futuro, hay que hacer mucho con poco y lograr el resultado deseado, señaló el profesor.
Por su parte, los egresados Carlos Vargas y Robert Aguirre resaltaron y elogiaron la capacidad de los expertos cubanos y la dedicación para cumplir con la misión encomendada.
Expresaron que a través de la medicina veterinaria Cuba, Venezuela y otras naciones del área harán siempre el firme compromiso de la comunicación y el apoyo en aras de consolidar acciones y buscar en esas tierras un futuiro mejor.