martes, 24 de julio de 2007

¿Brasil sustituto de Estados Unidos?

El Comandante en Jefe Fidel Castro afirma que no hay justificación de asilo político para estos deportistas que abandonaron la delegación cubana en Río de Janeiro, que sólo serán atletas mercenarios en una sociedad de consumo



Hablé hace muy poco del robo de cerebros, algo repugnante.

Poco después apareció un buen atacador del equipo cubano de balonmano vestido con el uniforme de un equipo profesional de São Paulo.

La traición por dinero es una de las armas predilectas de Estados Unidos para destruir la resistencia de Cuba.

El atleta realizaba estudios superiores; sería graduado como Licenciado en Educación Física y Deportes, un trabajo digno. Sus ingresos son modestos, pero su preparación profesional es altamente apreciada; sea cual fuere el deporte y su especialidad, lo mismo si atraen mucho público y publicidad comercial, o no atraen ninguno, son útiles para el desarrollo humano.

Los que solicitaron asilo brasileño lo hacen cuando Estados Unidos declaró hace muy poco que no cumplirá las cifras exactas de los acuerdos migratorios que suscribió con nuestro país. Baste señalar que de casi doscientos atletas y entrenadores que participaron en la primera semana de las competencias de los Panamericanos, faltaron un jugador de balonmano y un entrenador de gimnasia.

No voy a decir por ello que el equipo de balonmano de Cuba era mejor que el excelente equipo de Brasil y sus formidables atletas, pero la delegación cubana recibió un golpe moral bajo en los Juegos Panamericanos con esas solicitudes de asilo político. Pusieron al equipo cubano fuera de combate antes de comenzar la lucha por el oro.

El pasado domingo 22 de julio, en horas del mediodía, se recibió la triste noticia de que dos de los más destacados atletas de boxeo, Guillermo Rigondeaux Ortiz y Erislandy Lara Santoya, no se presentaron al pesaje. Sencillamente los noquearon con un golpe directo al mentón, facturado con billetes norteamericanos. No hizo falta conteo alguno de protección.

Observando los primeros combates en Río exclamé que nuestros boxeadores luchaban con tanta elegancia y dominio técnico que convertían en arte su rudo deporte.

En Alemania existe una mafia que se dedica a seleccionar, comprar y promover boxeadores cubanos en las competencias deportivas internacionales. Usa métodos psicológicos refinados y muchos millones de dólares.

Apenas tres horas después, la victoria de la cubana Mariela González Torres en el Maratón, un clásico del deporte Olímpico que la hizo recorrer más de 40 kilómetros, compensó con creces la traición e inscribió con letras de oro su hazaña en la historia deportiva de su patria.

El pueblo de Cuba debe rendir tributo al ejemplo heroico de Mariela, nacida en la oriental provincia de Granma, cuyas tasas de mortalidad infantil y materna fueron, en el año 2006, 4,4 por cada mil nacidos vivos y 11 por cada 100 mil partos, mejores que las de Estados Unidos. En su municipio, Río Cauto, con 47 mil 918 habitantes, fue cero en ambas.

Después de todo, Cuba dispone de miles de buenos entrenadores o técnicos que suelen trabajar en el exterior con atletas que no pocas veces ganan medallas de oro compitiendo contra los nuestros. Algo más: existe una Escuela Internacional de Profesores de Educación Física y Deportes donde cursan estudios superiores más de 1 300 jóvenes del Tercer Mundo. Hace unos días se graduaron 247. No cultivamos el chovinismo ni el espíritu de superioridad. Nos apoyamos en la ciencia y los conocimientos, sobre esas bases luchamos por crear los valores éticos de una mente sana en un cuerpo sano.

No existe justificación alguna para solicitar asilo político. Si no es Brasil su mercado definitivo, poco les importa. Hay países ricos del primer mundo que pagan mucho más. Las autoridades brasileñas han declarado que los que deserten deberán probar la necesidad real de asilo. Es imposible demostrar lo contrario. De antemano se conoce su destino final como atletas mercenarios en una sociedad de consumo. Pienso que han ofendido a Brasil utilizando los Panamericanos como pretexto para autopromoverse. De todas formas consideramos útiles las declaraciones de sus autoridades.

Deseamos que Brasil, un país hermano de Latinoamérica y del Tercer Mundo, obtenga el honor de ser sede de una Olimpiada.

Fidel Castro Ruz
23 de julio del 2007
6:52 p.m.

lunes, 16 de julio de 2007

Caravana por la Paz lista para cruzar frontera en viaje a Cuba


La 18va. Caravana de Amistad de Pastores por la Paz cruzará este martes 17 la frontera Estados Unidos-México con más de 90 toneladas de ayuda humanitaria para Cuba, fundamentalmente médica, colectada en más de 127 ciudades de los EE.UU. y Canadá, en desafío al bloqueo económico impuesto por Washington a la Isla antillana.

En una nota de prensa del proyecto de la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO), que desde 1967 trabaja por la justicia social, se dice que este año la Caravana ha contado con casi 150 activistas representantes de Estados Unidos, Canadá, México y varios países de Europa, quienes ya arribaron a McAllen, Texas, en autobuses coloridos.

Además de las 90 toneladas de productos médicos, siete de los 12 vehículos de la caravana serán donados a Cuba: varios autobuses escolares, dos camiones, y un ómnibus que será adaptado como un audio-laboratorio móvil, agrega la información del sitio web de la Caravana.

«Cualquier cosa puede ocurrir en la frontera», dijo el reverendo Lucius Walker, director ejecutivo de IFCO/Pastores por la Paz, quien agregó que «la administración Bush es muy vengativa», aludiendo a que había sido detenida la carga en la frontera Maine-Canadá, pero fue permitido el paso hacia Estados Unidos desde las ciudades canadienses de Vancouver y Winnipeg.

«¿Cual es el punto en detener estetóscopos, bombas de leche materna, y batas quirúrgicas?», preguntó Lucius Walker.

«Nuestro trabajo fortalece los lazos de amistad y los intercambios culturales y familiares. No podemos permitir que la administración Bush nos dicte un muro de Berlín virtual entre los EE.UU. y Cuba. Esta 18va. Caravana de amistad le dará otro duro golpe al bloqueo económico de los EE.UU. a Cuba, que ha durado por más de 45 años y ha sido condenado por casi todo el mundo», enfatizó el reverendo Walker.

Por su parte, el reverendo Thomas Smith, presidente de la junta de directores de IFCO/Pastores por la Paz, informó que el tema de la caravana de amistad de este año es Celebrando los Ancianos de Cuba.

«Sirve de inspiración el saber que la duración de vida en Cuba es igual a la de los EE.UU. a pesar de todos los desafíos que el pueblo cubano ha sufrido por el cruel bloqueo económico», subrayó el reverendo Thomas Smith.

«Durante nuestra caravana, que ha viajado a través de los EE.UU., nos han hablado muchas personas que han querido saber más sobre el sistema de salud en Cuba, especialmente después de ver el documental Sicko, de Michael Moore,», apuntó Ellen Bernstein, asistente directora de IFCO/ Pastores por la Paz.

«El bloqueo de los EE.UU. a Cuba ha creado un bloqueo informativo, tratando de prevenir que sepamos de los logros de Cuba. Esta es una razón por la cual insistimos sobre nuestro derecho de viajar a Cuba y verlo con nuestros propios ojos», añadió Bernstein.

En Cuba, los caravanistas tienen en agenda asistir a la graduación del primer grupo de estudiantes estadounidenses en la Escuela Latinoamericana de Medicina en La Habana. Los ocho estudiantes han completado todos sus estudios con becas proveídas por Cuba. Todos regresarán a los EE.UU. a hacer su práctica médica en comunidades pobres con pocos servicios médicos, dijo la nota de prensa de la organización.

«La visión de Cuba de hacer accesibles los servicios médicos a las personas menos privilegiadas del mundo, y el entrenamiento médico a jóvenes de comunidades de bajos ingresos y de color se está haciendo realidad», dijo Bernstein.

domingo, 8 de julio de 2007

La verdad de Cuba: La Tirania Mundial (Palabras de Fidel Castro Ruz)

Los fundamentos de la máquina de matar.

Los que constituyeron la nación norteamericana no pudieron imaginar que lo que entonces proclamaban llevaba, como cualquier otra sociedad histórica, los gérmenes de su propia transformación.

En la atractiva Declaración de Independencia de 1776, que el pasado miércoles cumplió 231 años, se afirmaba algo que de una forma u otra nos cautivó a muchos: “Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales; que a todos les confiere su Creador ciertos derechos inalienables entre los cuales se cuentan la vida, la libertad y la consecución de la felicidad; que para asegurar estos derechos se instituyen entre los hombres gobiernos cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno tienda a destruir esos fines, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios y organice sus poderes en la forma que a su juicio garantice mejor su seguridad y felicidad.”

Era el fruto de la influencia de los mejores pensadores y filósofos de una Europa agobiada por el feudalismo, los privilegios de la aristocracia y las monarquías absolutas.

Juan Jacobo Rousseau afirmó en su famoso Contrato Social: “El más fuerte no es nunca suficientemente fuerte para ser el amo, si no transforma la fuerza en derecho y la obediencia en deber.” [...] “La fuerza es un poder físico; no veo qué moralidad pueda derivarse de sus efectos. Ceder a la fuerza es un acto de necesidad, no de voluntad.” [...] “Renunciar a la libertad es renunciar a la calidad del hombre, a los derechos de la Humanidad, incluso a sus deberes. No hay recompensa posible para aquel que renuncia a todo.”

En las 13 colonias independizadas existían adicionalmente formas de esclavitud tan atroces como en los tiempos antiguos. Hombres y mujeres eran vendidos en subasta pública. La emergente nación surgía con religión y cultura propias. Los impuestos sobre el té fueron la chispa que desató la rebelión.

En aquellas infinitas tierras los esclavos siguieron siéndolo durante casi 100 años, y después de dos siglos sus descendientes padecen las secuelas. Había comunidades indígenas que eran los legítimos pobladores naturales, bosques, agua, lagos, rebaños de millones de bisontes, especies naturales de animales y plantas, abundantes y variados alimentos. No se conocían los hidrocarburos ni los enormes despilfarros energéticos de la sociedad actual.

La misma declaración de principios, si se hubiese proclamado en los países abarcados por el desierto del Sahara, no habría creado un paraíso de inmigrantes europeos. Hoy habría que hablar de los inmigrantes de los países pobres, que por millones cruzan o tratan de cruzar las fronteras de Estados Unidos cada año en busca de trabajo y no tienen derecho ni a la paternidad de sus hijos si nacen en el territorio norteamericano.

La Declaración de Filadelfia se redacta en una época en que sólo existían pequeñas imprentas y las cartas tardaban meses en llegar de un país a otro. Podían contarse uno a uno los pocos que sabían leer o escribir. Hoy la imagen, la palabra, las ideas llegan en fracciones de segundo de un rincón a otro del planeta globalizado. Se crean reflejos condicionados en las mentes. No puede hablarse del derecho al uso sino al abuso de la libre expresión y la enajenación masiva. A la vez, con un pequeño equipo electrónico cualquier persona, en época de paz, puede hacer llegar al mundo sus ideas sin que lo autorice Constitución alguna. La lucha sería de ideas, en todo caso masa de verdades contra masa de mentiras. Las verdades no necesitan publicidad comercial. Nadie podría estar en desacuerdo con la Declaración de Filadelfia y el Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau. En ambos documentos se sustenta el derecho a luchar contra la tiranía mundial establecida.

¿Podemos ignorar las guerras de saqueo y las carnicerías que se les imponen a los pueblos pobres, que constituyen las tres cuartas partes del planeta? ¡No! Son muy propias del mundo actual y de un sistema que no puede sostenerse de otra forma. A un costo político, económico y científico enorme, la especie humana es conducida al borde del abismo.

Mi objetivo no es reiterar conceptos mencionados en otras reflexiones. Partiendo de hechos sencillos, mi propósito es ir demostrando el inmenso grado de hipocresía y la ausencia total de ética que caracterizan las acciones, caóticas por naturaleza, del gobierno de Estados Unidos.

En “La máquina de matar”, publicada el pasado domingo, dije que el intento de envenenarme a través de un funcionario del gobierno cubano que tenía acceso a mi oficina, lo conocimos por uno de los últimos documentos desclasificados de la CIA. Era una persona sobre la que debía buscar información, pues no tenía a mano los elementos de juicio necesarios. De hecho pedía excusas si lastimaba los sentimientos de algún descendiente, fuera o no culpable la persona mencionada. Continué después analizando otros temas importantes de las revelaciones de la CIA.

En los primeros tiempos de la Revolución yo visitaba casi todos los días el recién creado Instituto Nacional de la Reforma Agraria, ubicado donde se encuentra hoy el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. No se podía contar todavía con el Palacio de la Revolución, donde entonces radicaba el Palacio de Justicia. Su construcción fue un suculento negocio del régimen derrocado. La ganancia principal consistía en el incremento del valor de las tierras, de las que habían sido desalojadas miles de personas a las que yo, como abogado recién graduado, defendí gratuitamente durante meses antes del golpe de estado de Batista. Lo mismo ocurría con otras edificaciones lujosas que en muchos casos estaban por terminarse.

Desde las oficinas del INRA escuché, el 4 de marzo de 1960, la estremecedora explosión de La Coubre y observé la oscura columna de humo que emergía del puerto de La Habana. Vino rápido a mi mente la idea del barco cargado de granadas antitanques y antipersonales que podían ser lanzadas por los fusiles FAL adquiridos en Bélgica, país nada sospechoso de comunismo. De inmediato bajé para dirigirme al lugar. En el trayecto, por el ruido y el vibrar del tránsito, no pude percatarme de la segunda explosión que se produjo. Más de 100 personas murieron y decenas de ellas quedaron mutiladas. Del sepelio de las víctimas nació, espontáneo, el grito de Patria o Muerte.

Se conoce que todo fue minuciosamente programado desde el puerto de embarque por la Agencia Central de Inteligencia. El barco había transitado por los puertos de Le Havre, Hamburgo y Amberes. En este último, de Bélgica, se cargaron las granadas. En las explosiones murieron también varios tripulantes franceses.

¿Por qué, en nombre de la libertad de información, no se desclasifica un solo documento que nos diga cómo la CIA hace ya casi medio siglo hizo estallar el vapor La Coubre y cortar el suministro de armas belgas, que la propia agencia admitiera el 14 de junio de 1960 era una preocupación muy importante de Estados Unidos?

¿A qué dedicaba yo mi tiempo en los días febriles que precedieron al ataque por Girón?

La primera limpieza en grande del Escambray tuvo lugar en los meses finales de 1960 y comienzos de 1961. En la misma participaron más de 50 mil hombres, casi todos procedentes de las antiguas provincias de La Habana y Las Villas.

Un río de armas estaba llegando en barcos de la URSS que no estallaban al llegar a los puertos. Fue inútil intentar comprarlas de otra procedencia y así evitar los pretextos que Estados Unidos usó para agredir a Guatemala, lo que costó a lo largo del tiempo, entre muertos y desaparecidos, más de cien mil vidas a ese país.

Adquirimos en Checoslovaquia las armas ligeras y un número de antiaéreas de 20 milímetros y doble cañón. Los tanques con cañones de 85 milímetros, artillería blindada de 100, cañones antitanques de 75, morteros, obuses y cañones de grueso calibre, hasta los de 122 milímetros, y antiaéreas ligeras y pesadas, venían directamente de la URSS.

Un año por lo menos habría tardado la formación del personal necesario para utilizar aquellas armas siguiendo métodos tradicionales. Se llevó a cabo en cuestión de semanas. A esa tarea fundamental dedicábamos prácticamente el ciento por ciento de nuestro tiempo casi dos años después del triunfo de la Revolución.

Conocíamos la inminencia del ataque, pero no cuándo y cómo se produciría. Todos los posibles puntos de acceso estaban defendidos o vigilados. Los jefes, en su sitio: Raúl en Oriente, Almeida en el centro y el Che en Pinar del Río. Mi puesto de mando estaba en la capital: una antigua casa burguesa adaptada para ello en la margen derecha más alta del río Almendares, próximo al punto donde desemboca al mar.

Era ya de día, el 15 de abril de 1961, y desde las primeras horas de la madrugada allí estaba yo recibiendo noticias de Oriente, adonde llegó, procedente del Sur de Estados Unidos, un barco bajo el mando de Nino Díaz, con un grupo de contrarrevolucionarios a bordo vestidos de uniforme verde olivo similar al de nuestras tropas, para realizar un desembarco por la zona de Baracoa. Lo hacían como maniobra de engaño respecto al sitio exacto de la dirección principal, para crear la mayor confusión posible. El buque estaba ya a tiro directo de los cañones antitanques, en espera del desembarco, que al fin no se realizó.

A la vez informaban que el 14 por la noche había estallado, en vuelo de exploración sobre la zona del posible desembarco, uno de nuestros tres cazas a chorro, de entrenamiento pero capaces de combatir, sin duda una acción yanqui desde la Base Naval de Guantánamo u otro punto del mar o del aire. No había radares para determinar con exactitud lo ocurrido. Así murió el destacado piloto revolucionario Orestes Acosta.

Desde el puesto de mando mencionado me tocó ver los B-26 que volaban casi rasantes sobre el lugar y, a los pocos segundos, escuchar los primeros cohetes lanzados sorpresivamente contra nuestros jóvenes artilleros, que en gran número se entrenaban en la base aérea de Ciudad Libertad. La respuesta de aquellos valientes fue casi instantánea.

No tengo, por otro lado, la menor duda de que Juan Orta fue traidor. Los datos pertinentes sobre su vida y conducta están donde deben estar: en los archivos del Departamento de Seguridad del Estado, que nació por aquellos años bajo el fuego graneado del enemigo. Los hombres de mayor conciencia política fueron asignados a esa actividad.

Orta había recibido las pastillas envenenadas que propusieron Giancana y Santos Trafficante a Maheu. La conversación de este último con Roselli, que haría el papel de contacto con el crimen organizado, tuvo lugar el 14 de septiembre de 1960, meses antes de la elección y toma de posesión de Kennedy.

El traidor Orta no tenía méritos especiales. Mantuve correspondencia con él cuando buscábamos el apoyo de emigrantes y exiliados en Estados Unidos. Era apreciado por su aparente preparación y su actitud servicial. Para eso tenía especial habilidad. Después del triunfo de la Revolución, en un importante período tenía con frecuencia acceso a mí. Partiendo de las posibilidades que entonces tuvo, creyeron que podía introducir el veneno en un refresco o un jugo de naranja.

Había recibido dinero del crimen organizado por ayudar supuestamente a reabrir los casinos de juego. Nada tuvo que ver con esas medidas. Fuimos nosotros quienes tomamos la decisión. La orden inconsulta y no colegiada de Urrutia de cerrarlos creaba caos y promovía las protestas de miles de trabajadores del sector turístico y comercial, cuando el desempleo era muy alto.

Tiempo después, los casinos fueron cerrados definitivamente por la Revolución.

Cuando le entregan el veneno, al revés de lo que ocurría en los primeros tiempos, eran muy pocas las posibilidades de que Orta se encontrara conmigo. Yo estaba totalmente ocupado en las actividades relatadas anteriormente.

Sin decir una palabra a nadie sobre los planes enemigos, el 13 de abril de 1961, dos días antes del ataque a nuestras bases aéreas, Orta se asiló en la embajada de Venezuela, que Rómulo Betancourt había puesto al servicio incondicional de Washington. A los numerosos contrarrevolucionarios asilados allí no se les concedió permiso de salida hasta que amainaron las brutales agresiones armadas de Estados Unidos contra Cuba.

Ya habíamos tenido que lidiar en México con la traición de Rafael del Pino Siero, quien habiendo desertado cuando faltaban días para nuestra salida hacia Cuba, fecha que él ignoraba, vendió a Batista por 30 mil dólares importantes secretos que tenían que ver con una parte de las armas y la embarcación que nos transportaría a Cuba. Con refinada astucia dividió la información para ganar confianza y garantizar el cumplimiento de cada parte. Primero recibiría algunos miles de dólares por la entrega de dos depósitos de armas que conocía. Una semana después entregaría lo más importante: la embarcación que nos traería a Cuba y el punto de embarque. A todos se nos podía capturar junto con las demás armas, pero antes le debían entregar la totalidad del dinero. Algún experto yanqui seguramente lo asesoró.

A pesar de esa traición, partimos de México en el yate “Granma” en la fecha prevista. Algunas personas que nos apoyaban creían que Pino jamás traicionaría, que su deserción se debía al disgusto por la disciplina y el entrenamiento que le exigí. No diré cómo supe de la operación urdida entre él y Batista, pero la conocí con precisión y adoptamos las medidas pertinentes para proteger el personal y las armas en el tránsito hacia Tuxpan, punto de partida. No costó un centavo aquella valiosa información.

Cuando finalizó la última ofensiva de la tiranía en la Sierra Maestra, tuvimos que lidiar igualmente con los trucos temerarios de Evaristo Venereo, un agente del régimen que, disfrazado de revolucionario, trató de infiltrarse en México. Era el enlace con la policía secreta de aquel país, órgano muy represivo al que asesoró en el interrogatorio de Cándido González, a quien pusieron en ese momento una venda en los ojos. Era uno de los pocos compañeros que conducía el carro en que yo me movía allí, militante heroico asesinado después del desembarco.

Evaristo volvió después a Cuba. Tenía el encargo de asesinarme cuando nuestras fuerzas avanzaban ya hacia Santiago de Cuba, Holguín, Las Villas y el Occidente de nuestro país. Esto se conoció en detalles cuando se ocuparon los archivos del Servicio de Inteligencia Militar. Está documentado.

He sobrevivido a numerosos planes de asesinato. Sólo el azar y el hábito de observar cuidadosamente cada detalle nos permitieron sobrevivir a los ardides de Eutimio Guerra en los días iniciales y más dramáticos de la Sierra Maestra, a todos los que después fueron conocidos como jefes de la Revolución triunfante: Camilo, el Che, Raúl, Almeida, Guillermo. Habríamos muerto posiblemente cuando estuvieron a punto de exterminarnos con un ridículo cerco de nuestro desprevenido campamento, guiados por el traidor. En el breve choque que se produjo, tuvimos una dolorosa baja, la de un obrero azucarero negro maravilloso y activo combatiente, Julio Zenón Acosta, quien se adelantó unos pasos y cayó a mi lado. Otros sobrevivieron al mortal peligro y cayeron combatiendo posteriormente, como Ciro Frías, excelente compañero y prometedor jefe, en Imías, en el Segundo Frente; Ciro Redondo, que combatía fieramente al enemigo con fuerzas de la columna del Che, en Marverde, y Julito Díaz que, disparando sin cesar su ametralladora calibre 30, murió a pocos pasos de nuestro puesto de mando en el ataque a El Uvero.

Estábamos emboscados en un lugar bien escogido, esperando al enemigo, porque nos habíamos percatado del movimiento que iba a realizar ese día. Nuestra atención se descuida solo unos minutos cuando llegaron dos hombres del grupo, que habíamos enviado como exploradores horas antes de tomar la decisión de movernos, y regresaron sin información alguna.

Eutimio guiaba al enemigo con guayabera blanca, lo único que se veía en el bosque del Alto de Espinosa, donde lo estábamos esperando. Batista tenía elaborada la noticia de la liquidación del grupo, que era segura, y citada la prensa. Por exceso de confianza, habíamos subestimado en realidad al enemigo, que se sustentaba en las debilidades humanas. Éramos en ese momento alrededor de 22 hombres bien curtidos y escogidos. Ramiro, lesionado en una pierna, se recuperaba lejos de nosotros.

De gran golpe, por el movimiento que realizamos a última hora, se libró ese día la columna de más de 300 soldados que avanzaban en fila india por el escarpado y boscoso escenario.

¿Cómo funcionó aquella máquina frente a la Revolución en Cuba?
En fecha tan temprana como el mes de abril de 1959 visité Estados Unidos invitado por el Club de Prensa de Washington. Nixon se dignó recibirme en su oficina particular. Después afirma que yo era un ignorante en materia de economía.

Tan consciente estaba yo de esa ignorancia, que matriculé tres carreras universitarias para obtener una beca que me permitiera estudiar Economía en Harvard. Tenía vencidas ya y examinadas todas las asignaturas de la carrera de Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales. Me faltaban sólo dos asignaturas por examinar: Historia de las Doctrinas Sociales e Historia de las Doctrinas Políticas. Las había estudiado cuidadosamente. Ese año ningún otro alumno hizo el esfuerzo. Estaba desbrozado el camino, pero los acontecimientos se precipitaban en Cuba y comprendí que no era el momento de recibir una beca y estudiar Economía.

Fui a Harvard de visita a fines de 1948. De regreso a Nueva York, adquirí una edición de El Capital en inglés, para estudiar la obra insigne de Marx y de paso profundizar en el dominio de ese idioma. No era un militante clandestino del Partido Comunista, como Nixon con su mirada pícara y escudriñadora llegó a pensar. Si algo puedo asegurar, y lo descubrí en la Universidad, es que fui primero comunista utópico y después un socialista radical, en virtud de mis propios análisis y estudios, y dispuesto a luchar con estrategia y táctica adecuadas.

Mi único reparo al hablar con Nixon era la repugnancia a explicar con franqueza mi pensamiento a un vicepresidente y probable futuro Presidente de Estados Unidos, experto en concepciones económicas y métodos imperiales de gobierno en los que hacía rato yo no creía.

¿Cuál fue la esencia de aquella reunión que duró horas, según cuenta el autor del memorando desclasificado que la refiere? Sólo dispongo del recuerdo de lo ocurrido. De ese memorando he seleccionado los párrafos que mejor explican a mi juicio las ideas de Nixon.

“Castro estaba particularmente preocupado acerca de si pudiera haber irritado al senador Smathers por los comentarios que hizo respecto a él. Al principio de la conversación le aseguré que ´Meet the Press´ era uno de los programas más difíciles en que un funcionario público podría participar y que él lo había hecho extremadamente bien —en particular teniendo en cuenta el hecho de que tuvo la valentía de hablar en inglés sin utilizar un traductor.”

“También era evidente que en lo concerniente a su visita a Estados Unidos, su interés fundamental ´no era lograr un cambio en la cuota azucarera ni obtener un préstamo del gobierno, sino ganar el apoyo de la opinión pública estadounidense para su política.´

“Fue su casi subordinación esclava a la opinión mayoritaria prevaleciente —a saber, la voz de la plebe— más que su ingenua actitud hacia el comunismo y su obvia falta de comprensión de los más elementales principios económicos, lo que más me preocupó al evaluar qué clase de líder sería a la larga. Esa es la razón por la que pasé todo el tiempo que pude tratando de insistir en que si bien él tenía el gran don del liderazgo, la responsabilidad del líder era no seguir siempre la opinión pública, sino ayudar a encaminarla por la vía correcta, no dar al pueblo lo que piensa que quiere en un momento de tensión emocional, sino lograr que el pueblo quiera lo que debe tener.”

“Cuando me tocó hablar, traté de insistir en el hecho de que aunque nosotros creemos en el gobierno de la mayoría, incluso la mayoría puede ser tiránica y que hay ciertos derechos individuales que la mayoría nunca debería tener el poder de destruir.

“Francamente no creo haber causado mucho efecto en él, pero sí me escuchó y parecía receptivo. Traté de presentarle la idea básicamente en términos de cómo su lugar en la historia estaría determinado por la valentía y la habilidad de estadista que demostrara en estos momentos. Insistí en que lo más fácil sería seguir a la plebe, pero que hacer lo correcto a la larga sería mejor para el pueblo y, por supuesto, mejor para él también. Como ya dije, fue increíblemente ingenuo con respecto a la amenaza comunista y parecía no tener ningún temor de que a la larga los comunistas pudieran llegar al poder en Cuba.”

“En nuestras conversaciones sobre el comunismo, nuevamente traté de presentarle los argumentos a la luz de su interés propio y señalar que la revolución que él había dirigido, podría volverse en su contra y contra el pueblo cubano a menos que mantuviera el control de la situación y se asegurara de que los comunistas no alcanzaran las posiciones de poder e influencia. En ese sentido, no creo haber logrado mucho.”

“Insistí lo más posible en la necesidad de que delegara responsabilidades, pero una vez más no creo que me haya hecho entender.

“Era evidente que mientras hablaba de cuestiones como la libertad de palabra, de prensa y religión, su preocupación fundamental era desarrollar programas para el progreso económico. Repitió una y otra vez que un hombre que trabajaba en los cañaverales durante tres meses al año y pasaba hambre el resto del año, quería un trabajo, algo que comer, una casa y alguna ropa.”

“Indicó que era una gran tontería que Estados Unidos entregase armas a Cuba o a cualquier otro país del Caribe. Agregó: ´todo el mundo sabe que nuestros países no van a poder participar en la defensa de este hemisferio en caso de que estalle una guerra mundial. Las armas que obtienen los gobiernos en este hemisferio sólo se utilizan para reprimir al pueblo, tal y como hizo Batista para tratar de acabar con la revolución. Sería mucho mejor que el dinero que ustedes entregan a los países de América Latina para armas se destinase a inversiones de capital.´ Debo reconocer que en esencia apenas encontré en sus argumentos motivos para discrepar.

“Sostuvimos una larga conversación sobre las vías que Cuba podría utilizar para obtener el capital de inversión necesario para su desarrollo económico. Insistió en que básicamente lo que Cuba necesitaba y él quería no era capital privado, sino capital del gobierno.”

Yo me refería a capital del gobierno de Cuba.

El propio Nixon reconoce que nunca solicité recursos al gobierno de Estados Unidos. Él se confunde un poco y afirma:

“...que el capital del gobierno estaba limitado debido a las muchas demandas y a los problemas presupuestarios que estábamos confrontando.”

Es evidente que se lo expliqué porque de inmediato señala en su memorando:

“...que todos los países de América y del mundo pugnaban por obtener capital y que el dinero no iría a parar a un país sobre el que hubiera considerables temores de que se adoptaran políticas que discriminarían a las empresas privadas.”

“De nuevo, en este punto, tampoco creo haber logrado gran cosa.

“Con mucho tacto traté de insinuarle a Castro que Muñoz Marín había hecho un magnífico trabajo en Puerto Rico en lo que respecta a atraer capital privado y en general a elevar el nivel de vida de su pueblo, y que Castro muy bien podría enviar a Puerto Rico a uno de sus principales asesores económicos para que conversara con Muñoz Marín. Esta sugerencia no lo entusiasmó mucho y señaló que el pueblo cubano era ´muy nacionalista´ y sospecharía de cualquier programa iniciado en un país considerado como una ´colonia´ de los Estados Unidos.”

“Me inclino a pensar que la verdadera razón de su actitud es simplemente que no estaba de acuerdo con la firme posición de Muñoz como defensor de la empresa privada y no quería consejos que pudieran desviarlo de su objetivo de encaminar a Cuba hacia una economía más socialista.”

“En los Estados Unidos no debería hablarse tanto sobre sus temores de lo que podrían hacer los comunistas en Cuba o en algún otro país de América Latina, Asia o África.”

“También traté de situar en contexto nuestra actitud hacia el comunismo al señalar que el comunismo era algo más que simplemente un concepto y que sus agentes eran peligrosamente eficaces para tomar el poder y establecer dictaduras.”

“Cabe destacar que no hizo ninguna pregunta sobre la cuota azucarera y ni siquiera mencionó específicamente la ayuda económica.”

“Mi valoración de él como hombre es de cierta forma ambivalente. De lo que sí podemos estar seguros es de que posee esas cualidades indefinibles que lo hacen ser líder de los hombres. Independientemente de lo que pensemos sobre él, será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general. Parece ser sincero, pero o bien es increíblemente ingenuo acerca del comunismo o está bajo la tutela comunista.”

“Pero como tiene el poder de liderazgo al que me he referido, lo único que pudiéramos hacer es al menos tratar de orientarlo hacia el rumbo correcto.”

Así finaliza su memorando confidencial a la Casa Blanca.

Cuando Nixon comenzaba a hablar, no había quién lo parara. Tenía el hábito de sermonear a los mandatarios latinoamericanos. No llevaba apuntes de lo que pensaba decir, ni tomaba nota de lo que decía. Respondía preguntas que no se le hacían. Incluía temas a partir solo de las opiniones previas que tenía sobre el interlocutor. Ni un alumno de enseñanza primaria espera recibir tantas clases juntas sobre democracia, anticomunismo y demás materias en el arte de gobernar. Era fanático del capitalismo desarrollado y su dominio del mundo por derecho natural. Idealizaba el sistema. No concebía otra cosa, ni existía la más mínima posibilidad de comunicarse con él.

La matanza comenzó con la administración de Eisenhower y Nixon. No hay forma de explicar por qué Kissinger exclamó textualmente que “correría la sangre si se supiera por ejemplo que Robert Kennedy, Fiscal General, había dirigido personalmente el asesinato de Fidel Castro”. La sangre había corrido antes. Lo que hicieron las demás administraciones, salvo excepciones, fue seguir la misma política.

En un memorando fechado el 11 de diciembre de 1959, el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA J. C. King dice textualmente: “Analizar minuciosamente la posibilidad de eliminar a Fidel Castro [...] Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno...”

Como fue reconocido por la CIA y el Comité Senatorial Church en 1975, los planes de asesinato surgieron en 1960, cuando el propósito de destruir la Revolución cubana quedó plasmado en el programa presidencial de marzo de ese año. El memorando elaborado por J. C. King fue elevado al Director General de la Agencia, Allen Dulles, con una nota que solicitaba expresamente la aprobación de esas y otras medidas. Todas fueron aceptadas y vistas con agrado, y de modo especial la de asesinato, como se refleja en la siguiente anotación al documento, firmada por Allen Dulles y fechada un día después, el 12 de diciembre: “Se aprueba la recomendación contenida en el párrafo 3.”

En un proyecto de libro con análisis detallado de los documentos desclasificados, elaborado por Pedro Álvarez-Tabío, Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, se informa que “hasta 1993 los órganos de la Seguridad del Estado cubano habían descubierto y neutralizado un total de 627 conspiraciones contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Esta cifra incluye tanto los planes que llegaron a alguna fase de ejecución concreta como aquellos que fueron neutralizados en una etapa primaria, así como otros intentos que por distintas vías y razones han sido revelados públicamente en los propios Estados Unidos. No incluye una cantidad de casos que no pudieron ser verificados por disponerse solamente de información testimonial de algunos participantes, ni por supuesto, los planes posteriores a 1993.”

Anteriormente se pudo conocer, por el informe del coronel Jack Hawkins, jefe paramilitar de la CIA durante los preparativos de la invasión por Bahía de Cochinos, que “el Estado Mayor paramilitar estudió la posibilidad de organizar una fuerza de asalto de mayor envergadura que la pequeña fuerza de contingencia planificada anteriormente”.

“Se pensó que esta fuerza desembarcaría en Cuba luego de desarrollarse una efectiva actividad de resistencia, incluidas fuerzas de guerrillas activas. Cabe señalar que durante este período las fuerzas guerrilleras operaban exitosamente en el Escambray. Se concibió que el desembarco de la fuerza de asalto, tras lograrse una actividad de resistencia generalizada, precipitaría un levantamiento general y proliferarían las deserciones entre las fuerzas armadas de Castro lo que podría contribuir considerablemente a su derrocamiento.

“El concepto para el empleo de la fuerza en un asalto anfibio/aerotransportado se analizó en reuniones del Grupo Especial durante los meses de noviembre y diciembre de 1960. Si bien el grupo no adoptó una decisión definitiva sobre el empleo de dicha fuerza tampoco se opuso a que continuara desarrollándose para su posible uso. El presidente Eisenhower fue informado sobre esta idea a finales de noviembre de ese año por representantes de la CIA. El Presidente manifestó su deseo de que se continuaran enérgicamente todas las actividades que ya estaban desarrollando los departamentos pertinentes.”

¿Qué informó Hawkins sobre “los resultados del programa de operaciones encubiertas contra Cuba desde septiembre de 1960 hasta abril de 1961”?

Nada menos que lo siguiente:

“a. Introducción de los Agentes Paramilitares. Setenta agentes paramilitares entrenados, incluidos diecinueve operadores de radio, fueron introducidos en el país objetivo. Diecisiete radio operadores lograron establecer circuitos de comunicación con las oficinas centrales de la CIA, aunque algunos fueron capturados más tarde o perdieron sus equipos.

“b. Operaciones de Abastecimiento Aéreo. Estas operaciones no tuvieron éxito. De las 27 misiones que se intentaron sólo cuatro lograron los resultados deseados. Los pilotos cubanos demostraron pronto que no tenían las capacidades requeridas para este tipo de operación. El Grupo Especial negó la autorización para contratar pilotos estadounidenses para estas misiones, aunque se autorizó la contratación de pilotos para un uso eventual.

“c. Operaciones de Abastecimiento Marítimo. Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares, e infiltraron y exfiltraron a un gran número de efectivos. Algunas de las armas entregadas se utilizaron para apertrechar parcialmente a 400 guerrilleros que operaron durante un tiempo considerable en el Escambray, provincia de Las Villas. La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera.

“d. Desarrollo de la Actividad Guerrillera. Los agentes infiltrados en Cuba lograron desarrollar una amplia organización clandestina que se extendía desde La Habana hasta el resto de las provincias. Sin embargo, sólo en el Escambray hubo una actividad guerrillera verdaderamente efectiva, donde se estima que entre 600 y 1 000 efectivos guerrilleros mal equipados, organizados en bandas de 50 a 200 hombres, operaron exitosamente durante más de seis meses. Un coordinador para la acción en el Escambray entrenado por la CIA entró a Cuba clandestinamente y logró llegar a la zona en que se encontraba la guerrilla, pero enseguida fue capturado y ejecutado rápidamente. Otras pequeñas unidades guerrilleras operaban en ocasiones en las provincias de Pinar del Río y Oriente, pero no lograron resultados significativos. Los agentes reportaron que había gran cantidad de hombres desarmados en todas las provincias dispuestos a participar en la actividad guerrillera si contaban con armas.”

“e. Sabotaje.

(1) Durante el período de octubre de 1960 al 15 de abril de 1961 la actividad de sabotaje se comportó de la siguiente manera:

“(a). Se destruyeron aproximadamente 300 000 toneladas de caña de azúcar en 800 incendios.

“(b). Se provocaron aproximadamente 150 incendios más, entre otros, contra 42 casas de tabaco, dos plantas de papel, una refinería de azúcar, dos lecherías, cuatro almacenes y 21 casas de comunistas.

“(c). Se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra oficinas del Partido Comunista, la planta eléctrica de La Habana, dos almacenes, la terminal de ferrocarriles, la terminal de ómnibus, albergues de las milicias y líneas de ferrocarriles, entre otros.

“(d). Se colocaron unos 200 petardos en la provincia de La Habana.

“(e). Se descarrilaron seis trenes, se destruyeron una estación y los cables de microonda y numerosos transformadores de electricidad.

“(f). Un comando lanzó un ataque sorpresivo desde el mar contra Santiago, que dejó fuera de servicio la refinería alrededor de una semana.”

Hasta aquí lo que se conoce gracias a la información de Hawkins. Cualquiera puede comprender que doscientas bombas en la provincia principal de un país subdesarrollado que vivía del monocultivo de la caña, trabajo semiesclavo, y de la cuota azucarera, ganada durante casi dos siglos como abastecedor seguro, y cuyas tierras y fábricas de azúcar de mayor capacidad de producción eran propiedad de grandes empresas norteamericanas, constituía un acto brutal de tiranía contra el pueblo cubano. Súmese a esto las demás acciones realizadas.

No digo más. Por hoy basta.

Fidel Castro Ruz

7 de julio del 2007

3:00 p.m.

miércoles, 4 de julio de 2007

Graduados en Cuba técnicos venezolanos en laboratorio zoosanitario


Los primeros 32 técnicos y especialistas venezolanos en laboratorio zoosanitario se graduaron hoy en esta capital cubana, en un paso importante dentro de la Alternativa Bolivariana para las Américas.
El doctor Emerio Serrano, director del Instituto de Medicina Veterinaria, destacó que éste era el primer curso, y los recién graduados serán la avanzada que llevará a sus respectivos estados lo aprendido en Cuba. Ustedes tendrán la oportunidad de compartir experiencias con el personal cubano que labora en Venezuela en la rama veterinaria, quiénes les ayudarán en todos los planes a seguir en el proyecto de integración por el cuál trabajamos.
Lo principal en su país lo tienen, dijo, laboratorios con muchas mejores condiciones que los que existían en la isla cuando iniciamos nuestro trabajo y les pido continuar las buenas prácticas con una actitud de capacitación, agregó.
La constancia, perseverancia y el deseo de hacer es una de las cosas aprendidas y serán una guía para el trabajo futuro, hay que hacer mucho con poco y lograr el resultado deseado, señaló el profesor.
Por su parte, los egresados Carlos Vargas y Robert Aguirre resaltaron y elogiaron la capacidad de los expertos cubanos y la dedicación para cumplir con la misión encomendada.
Expresaron que a través de la medicina veterinaria Cuba, Venezuela y otras naciones del área harán siempre el firme compromiso de la comunicación y el apoyo en aras de consolidar acciones y buscar en esas tierras un futuiro mejor.

domingo, 1 de julio de 2007

Reflexiones del Comandante en Jefe Fidel Castro:La máquina de matar

Buen día el domingo para leer lo que pareciera ciencia ficción.

Se anunció que la CIA desclasificaría cientos de páginas sobre acciones ilegales que incluían planes para eliminar a líderes de gobiernos extranjeros. De repente se detiene la publicación y se retrasa un día. No ofrecieron una explicación coherente. Alguien quizás de la Casa Blanca le pasó la vista al material.

El primer paquete de documentos desclasificados se conoce como "Las Joyas de la Familia"; consta de 702 páginas sobre acciones ilegales de la CIA entre 1959 y 1973. A esa parte le suprimieron alrededor de 100 páginas. Se trata de acciones no autorizadas por ley alguna, complots con el propósito de asesinar a otros dirigentes, experimentos con drogas en seres humanos para el control de sus mentes, espionaje a luchadores civiles y periodistas, entre otras actividades por el estilo prohibidas expresamente.

Los documentos comenzaron a recopilarse 14 años después de los primeros hechos, cuando el entonces director de la CIA, James Schlessinger, se alarmó por lo que la prensa escribía, sobre todo los artículos de Robert Woodward y Carl Bernstein publicados en el Washington Post, ya mencionados en el "Manifiesto al Pueblo de Cuba". Se acusaba a la agencia de ser promotora del espionaje en el hotel Watergate con la participación de sus antiguos agentes Howard Hunt y James McCord.

En mayo de 1973 el Director de la CIA exigía que "todos los oficiales operativos principales de esta agencia deben informarme inmediatamente sobre cualquier actividad que esté ocurriendo, o haya ocurrido en el pasado, que pudiera estar fuera de la carta constitutiva de esta agencia". Schlessinger, designado después Jefe del Pentágono, había sido sustituido por William Colby. Este se refería a los documentos como "esqueletos escondidos en un closet". Nuevas revelaciones de prensa obligaron a Colby a admitir la existencia de los informes al Presidente interino Gerald Ford en 1975. The New York Times denunciaba la infiltración de la agencia en los grupos antiguerra. La ley que creó la CIA le prohibía el espionaje dentro de Estados Unidos.

Aquello "fue solo la punta del iceberg", exclamó el Secretario de Estado en aquella fecha, Henry Kissinger.

El propio Kissinger advirtió que "correría sangre" si se divulgaban otras acciones, y añadió de inmediato: "Por ejemplo, que Robert Kennedy controló personalmente la operación para el asesinato de Fidel Castro". El hermano del Presidente era entonces Fiscal General de Estados Unidos. Muere después, asesinado, cuando aspiraba a la Presidencia en las elecciones de 1968 en las que, al faltar tan fuerte candidato, se facilitó la elección de Nixon. Lo más dramático del caso es que al parecer había llegado a la convicción de que John Kennedy fue víctima de una conspiración. Exigentes investigadores, después de analizar las perforaciones, los calibres de los disparos y demás circunstancias que le causaron la muerte al Presidente, arribaron a la conclusión de que por lo menos fueron tres las personas que dispararon. El solitario Oswald, usado como instrumento, no pudo ser el único tirador. Eso llamó mucho la atención al que esto escribe. Excúsenme que les cuente que el azar me convirtió en instructor de tiro con mira telescópica de todos los expedicionarios del Granma. Pasé meses practicando y enseñando todos los días; el blanco se pierde con cada disparo aunque se mantenga estático y hay que buscarlo de nuevo en fracciones de segundo.

Oswald quiso pasar por Cuba en viaje a la URSS. Ya había estado allá. Alguien lo envió a pedir visa en la embajada de nuestro país en México. Nadie lo conocía ni lo autorizó. Se nos quería comprometer en la conspiración. Después Jack Ruby, de grosera historia mafiosa, no pudiendo soportar, según declaró, tanto dolor y tristeza, lo asesina nada menos que en una estación llena de policías.

Con posterioridad, en actividades internacionales o en visitas a Cuba, más de una vez me encontré con los adoloridos familiares de Kennedy, que me saludaban con respeto. Un hijo del ex presidente, que cuando asesinaron a su padre era un niño muy pequeño, visitó Cuba 34 años después, se reunió conmigo y lo invité a cenar.

El joven, en la plenitud de su vida y bien educado, murió trágicamente en un accidente aéreo cuando volaba con su esposa en noche tempestuosa a la isla de Martha’s Vineyard. Nunca abordé con alguno de aquellos familiares el espinoso tema. Señalé en cambio que, si entonces en vez de Kennedy hubiese sido Nixon el Presidente electo de Estados Unidos, tras el fracaso de Girón habríamos sido atacados por las fuerzas aeronavales que escoltaron la expedición mercenaria, a un costo ulterior enorme de vidas para ambos pueblos. Nixon no se habría limitado a decir que la victoria tenía muchos padres y la derrota era huérfana. Consta que a Kennedy nunca le entusiasmó la aventura de Girón, adonde lo condujo la fama militar de Eisenhower y la irresponsabilidad de su ambicioso vicepresidente.

Recuerdo que, precisamente el día y el minuto en que lo asesinan, conversaba yo en un lugar tranquilo fuera de la capital con el periodista francés Jean Daniel. Este anunció que traía un mensaje del Presidente Kennedy. Me contó que le dijo en esencia: "Vas a ver a Castro. Quisiera saber qué piensa él acerca del terrible peligro que vivimos, de vernos envueltos en una guerra termonuclear. Quiero verte de nuevo tan pronto regreses." "Kennedy era muy activo, parecía una máquina de hacer política", me añadió, y no pudimos seguir hablando, cuando alguien llegó rápido y nos trajo la noticia de lo ocurrido. Nos pusimos a escuchar la radio. Era ya inútil lo que pensaba Kennedy.

Claro que yo viví ese peligro. Cuba era la parte más débil y también la que recibiría los primeros golpes, pero no estábamos de acuerdo con las concesiones que se hicieron a Estados Unidos. Ya he hablado de eso en otro momento.

Kennedy había emergido de la crisis con más autoridad. Llegó a reconocer los enormes sacrificios en vidas humanas y riquezas materiales del pueblo soviético en la lucha contra el fascismo. Lo peor de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba no había ocurrido todavía en abril de 1961. Cuando no se resignó al desenlace de Girón, vino la Crisis de Octubre. El bloqueo, la asfixia económica, los ataques piratas y los atentados se multiplicaron. Pero los planes de asesinato y otros hechos sangrientos comenzaron bajo la administración de Eisenhower y Nixon.

No nos habríamos negado después de la Crisis de Octubre a conversar con Kennedy, ni habríamos dejado de ser revolucionarios y radicales en nuestra lucha por el socialismo. Cuba no habría roto nunca sus relaciones con la URSS, como se nos exigía. Tal vez una verdadera conciencia de los gobernantes norteamericanos sobre lo que significa una contienda bélica con armas de exterminio masivo habría puesto fin antes y de otra forma a la guerra fría. Al menos podíamos pensar así entonces, cuando no se hablaba del calentamiento del planeta, los desequilibrios rotos, el colosal gasto de hidrocarburos y las sofisticadas armas que la tecnología ha creado, como ya les dije a los jóvenes cubanos. Habríamos dispuesto de mucho más tiempo para alcanzar a través de la ciencia y la conciencia lo que hoy estamos obligados a realizar con toda premura.

Ford decidió nombrar una Comisión para investigar a la Agencia Central de Inteligencia. "No queremos destruir sino preservar la CIA", dijo.

Como consecuencia de las investigaciones de la Comisión dirigida por el senador Frank Church, el presidente Ford aprobó la orden ejecutiva por la que prohibió expresamente la participación de funcionarios norteamericanos en el asesinato de líderes extranjeros.

Los documentos publicados ahora recogen elementos sobre la vinculación CIA-mafia para asesinarme.

También se revelan detalles sobre la operación Caos, desarrollada desde 1969 durante al menos siete años, para la cual la CIA creó un escuadrón especial con la misión de infiltrarse en grupos pacifistas e investigar "las actividades internacionales de radicales y militantes negros". La Agencia compiló más de 300.000 nombres de ciudadanos y organizaciones norteamericanas y extensos archivos de 7.200 personas.

Según The New York Times, el presidente Johnson estaba convencido de que el movimiento norteamericano antiguerra estaba controlado y financiado por gobiernos comunistas, y le ordenó a la CIA producir evidencias.

Los documentos reconocen además que la CIA espió a varios periodistas como Jack Anderson, artistas como Jane Fonda y John Lennon, y los movimientos estudiantiles de la Universidad de Columbia. También registró hogares y realizó ensayos con ciudadanos estadounidenses para probar la reacción del ser humano a determinadas drogas.

El año 1973, en memorando dirigido a Colby, Walter Elder, quien había sido asistente ejecutivo de John McCone, el director de la CIA a principios de los años sesenta, informa de discusiones dentro de las oficinas del jefe de la CIA que fueron grabadas y transcritas: "Sé que cualquiera que haya trabajado en las oficinas del director estaba preocupado por el hecho de que estas conversaciones en las oficinas y por teléfono eran transcritas. Durante los años de McCone, había micrófonos en sus oficinas regulares, la interna, el comedor, la oficina en el edificio del Este, y su estudio en la casa, en la calle White Haven. No sé si alguien estaría dispuesto a hablar de eso, pero la información tiende a infiltrarse, y la Agencia de seguro que es vulnerable en este caso".

Las transcripciones secretas de los directores de la CIA podrían contener gran cantidad de "joyas". Ya los Archivos de Seguridad Nacional están solicitando estas transcripciones.

Un memo aclara que la CIA tenía un proyecto denominado OFTEN que recolectaba "información sobre drogas peligrosas de firmas norteamericanas", hasta que el programa fuera terminado en el otoño de 1972. En otro memo hay informes de que productores de drogas comerciales le "habían pasado" a la CIA drogas "rechazadas debido a malos efectos secundarios".

Como parte del programa MKULTRA, la CIA le había introducido LSD y otras drogas psico-activas a personas sin que estas lo supieran. De acuerdo con otro documento en el archivo, Sydney Gottlieb, psiquiatra y químico jefe del Programa de Control de Cerebro de la Agencia, es supuestamente el responsable de haber propiciado el veneno que se iba a utilizar en un intento de asesinato contra Patricio Lumumba.

Empleados de la CIA asignados a MHCHAOS —la operación que llevó a cabo la vigilancia contra los opositores norteamericanos a la guerra en Viet Nam y otros disidentes políticos— expresaron "un alto grado de resentimiento" por recibir la encomienda de llevar a cabo tales misiones.

No obstante, hay una serie de asuntos interesantes que revelan estos documentos, como es el alto nivel al que se tomaban las decisiones de las acciones contra nuestro país.

La técnica usada ahora por la CIA para no ofrecer detalles no son las desagradables tachaduras sino los espacios en blanco, a partir del uso de la computación.

Para The New York Times, las largas secciones censuradas muestran que la CIA aún no puede exponer todos los esqueletos de sus closets, y muchas actividades desarrolladas en operaciones en el exterior, revisadas años atrás por periodistas, investigadores congresionales y una comisión presidencial, no están detalladas en los documentos.

Howard Osborn, el entonces Director de Seguridad de la CIA, hace un resumen de las "joyas" compiladas por su oficina. Enumera ocho casos —incluyendo el reclutamiento del gángster Johnny Roselli para el golpe contra Fidel Castro—, pero tacharon el documento que está en el número 1 de la lista inicial de Osborn: dos páginas y media.

"La joya número 1 de las Oficinas de Seguridad de la CIA debe ser muy buena, sobre todo cuando la segunda es la lista del programa de asesinato de Castro por Roselli," dijo Thomas Blanton, director de los Archivos de Seguridad Nacional, que solicitó la desclasificación de "Las joyas de la familia" hace 15 años bajo el Acta de Libertad de Información.

Es notorio que la Administración que menos información ha desclasificado en la historia de Estados Unidos, y que incluso inició un proceso de reclasificación de información previamente desclasificada, tome la decisión de hacer ahora estas revelaciones.

Considero que tal acción puede significar el intento de dar una imagen de transparencia en los peores momentos de aceptación y popularidad del gobierno, y al mismo tiempo dar a entender que estos métodos pertenecen a otra época y ya no se usan. El general Hayden, actual Director de la CIA, al anunciar la decisión, declaró: "Los documentos ofrecen un vistazo hacia tiempos muy distintos y a una Agencia muy diferente."

De más está agregar que todo lo que aquí se describe se sigue haciendo, sólo que de manera más brutal y alrededor de todo el planeta, incluyendo el número creciente de acciones ilegales dentro de los propios Estados Unidos.

The New York Times dijo que expertos de inteligencia consultados expresaron que la revelación de los documentos es un intento de distraer la atención sobre las recientes controversias y escándalos que rodean a la CIA y a una administración que está viviendo los peores momentos de su impopularidad.

La desclasificación también puede apuntar a mostrar, en los preámbulos del proceso electoral, que las administraciones demócratas fueron iguales o peores que la de Bush.

En las páginas que van de la 11 a la 15 del Memorando para el Director la Agencia Central de Inteligencia, se lee:

"En agosto de 1960, el Sr. Richard M. Bissell se acercó al Coronel Sheffield Edwards con el objetivo de determinar si la Oficina de Seguridad tenía agentes que pudieran ayudar en una misión confidencial que requería una acción al estilo gangsteril. El blanco de la misión era Fidel Castro.

"Dada la extrema confidencialidad de la misión, sólo se dio a conocer el proyecto a un pequeño grupo de personas. Se informó del proyecto al Director de la Agencia Central de Inteligencia y este dio su aprobación. El Coronel J. C. King, Jefe de la División del Hemisferio Occidental, también fue informado, pero se ocultó deliberadamente todos los detalles a todos los oficiales de la operación JMWAVE. Aunque algunos oficiales de Comunicaciones (Commo) y de la División de Servicios Técnicos (TSD) participaron en las fases iniciales de planificación, no sabían cuál era el propósito de la misión.

"Robert A. Maheu fue contactado, se le informó en términos generales acerca del proyecto, y se le pidió que valorara si podría lograr acceso a los elementos gangsteriles como primer paso para lograr la meta deseada.

"El Sr. Maheu informó que se había encontrado con un tal Johnny Roselli en varias ocasiones mientras se encontraba de visita en Las Vegas. Solamente lo conocía de manera informal por conducto de clientes, pero se le había dado a entender que era un miembro de alta jerarquía del ’sindicato’ y que controlaba todas las máquinas de hacer hielo en La Franja. A juicio de Maheu, si Roselli era en efecto un miembro del clan, indudablemente tenía conexiones que lo llevarían al negocio de los juegos en Cuba.

"Se le pidió a Maheu que se acercara a Roselli, quien sabía que Maheu era un ejecutivo de relaciones personales que atendía las cuentas nacionales y extranjeras, y le dijera que recientemente lo había contratado un cliente que representaba a varias firmas internacionales de negocios que estaban sufriendo enormes pérdidas financieras en Cuba como resultado de la acción de Castro. Estaban convencidos de que la eliminación de Castro era la solución a su problema y que estaban dispuestos a pagar 150.000 dólares para lograrlo exitosamente. Debía dejarse claro a Roselli que el Gobierno de los Estados Unidos no conocía, ni debía conocer, esta operación.

"Esto se le planteó a Roselli el 14 de septiembre de 1960 en el Hilton Plaza Hotel de la Ciudad de Nueva York. Su reacción inicial fue evitar verse involucrado pero, con la labor de persuasión de Maheu, accedió a presentárselo a un amigo, Sam Gold, quien conocía a la ’gente cubana’. Roselli dejó claro que no quería ningún dinero por su parte en esto, y creía que Sam haría lo mismo. A ninguna de estas personas jamás se les pagó con fondos de la Agencia.

"Durante la semana del 25 de septiembre, Maheu fue presentado a Sam, quien se encontraba alojado en el Fontainebleau Hotel de Miami Beach. No fue hasta varias semanas después de su encuentro con Sam y Joe —quien le fue presentado como correo que operaba entre la Habana y Miami— que vio fotografías de estas dos personas en el suplemento dominical de Parade. Se les identificaba como Momo Salvatore Giancana y Santos Trafficante, respectivamente. Ambos figuraban en la lista del Fiscal General de los diez hombres más buscados. El primero estaba descrito como el cacique de la Cosa Nostra en Chicago y sucesor de Al Capone, y el otro, como el jefe de las operaciones cubanas de la Cosa Nostra. Maheu llamó inmediatamente a esta oficina tras conocer esta información.

"Al analizar los posibles métodos para cumplir esta misión, Sam sugirió que ellos no recurrieran a armas de fuego sino que, si a él se le pudiese facilitar algún tipo de píldora potente, que pudiera echarse en la comida o la bebida de Castro, sería una operación mucho más efectiva. Sam indicó que él tenía un posible candidato en la persona de Juan Orta, funcionario cubano que había estado recibiendo pagos como soborno de los negocios del juego, y quien aún tenía acceso a Castro y estaba en un aprieto financiero.

"A la TSD (División de Servicios Técnicos) se le solicitó que produjera 6 píldoras con un alto contenido letal.

"Joe le entregó las píldoras a Orta. Después de varias semanas de intentos, Orta al parecer se acobardó y pidió lo sacaran de la misión. Él sugirió a otro candidato que realizó varios intentos sin éxito."

Todo lo dicho en los numerosos párrafos anteriores está entre comillas. Observen bien los lectores qué métodos estaba aplicando ya Estados Unidos para gobernar al mundo.

Recuerdo que durante los primeros años de la Revolución en las oficinas del Instituto Nacional de la Reforma Agraria trabajaba conmigo un hombre de apellido Orta, procedente de las fuerzas políticas antibatistianas. Se le veía respetuoso y serio. No puede ser otro. Pasaron los decenios y por el informe de la CIA veo de nuevo ese nombre. No tengo a mano elementos de juicio para comprobar de inmediato qué fue de él. Pido excusas si ofendo involuntariamente a cualquier familiar o descendiente, tenga o no culpa la persona mencionada.

El imperio ha creado una verdadera máquina de matar constituida no sólo por la CIA y sus métodos. Bush ha instrumentado poderosas y costosas superestructuras de inteligencia y seguridad, y ha convertido a todas las fuerzas de aire, mar y tierra en instrumentos de poder mundial que llevan la guerra, la injusticia, el hambre y la muerte a cualquier parte del planeta, para educar a sus habitantes en el ejercicio de la democracia y la libertad. El pueblo norteamericano toma cada vez más conciencia de esta realidad.

"No es posible engañar a todo el pueblo todo el tiempo", dijo Lincoln.

Fidel Castro Ruz

30 de junio del 2007

6:45 p.m.